*** Fue resuelto en la Cruz ***





Debemos de una vez por todas entender lo que Cristo hizo por nosotros en la
cruz. Él quitó para siempre aquello que ofende el ojo santo de Dios para que
tengamos el derecho a estar en su presencia por la eternidad.

Somos aceptados en la presencia de Dios y no hay nada
en contra de nosotros en el corazón de Dios.

No dé un paso más hasta que usted aprenda la eficiencia de la sangre de
Cristo – ¡Usted ha sido perdonado totalmente! La cruz nos limpió ante los
ojos de Dios. Puede que nosotros nos olvidemos de esto pero Él nunca lo hará.
El velo fue rasgado para darnos acceso a Dios y con ello, Él nos dice “¡Tú
eres aceptado! Entra confiadamente a mi trono porque ahora tú eres mío

en el Amado.”

Si Dios está satisfecho, ¿por qué no lo deberíamos de estar nosotros? Este
es un asunto que debe de ser resuelto. ¿Hay alguna cosa que lo separe a usted
de su Padre en los cielos? Puede que usted diga, “¡Mi corazón me condena!
He dicho y he hecho cosas que entristecerían al Espíritu. Me siento indigno y
los cielos parecen estar hechos de metal.” A todo esto, usted puede contestar,
“¡Pero Dios es más grande que mi corazón!”

¿Odia usted sus pecados? ¿Los ha confesado? ¿Cree usted que a través de
Jesús, “Se anuncia perdón de pecados” (Hechos 13:38)?

Aquí es donde muchos cristianos fallan. Ellos viven con miedos y ataduras
innecesarias porque no entienden la victoria de la cruz. Ellos están limpios
ante los ojos de Dios y Él está totalmente satisfecho por el sacrificio de
Cristo, pero ellos no lo saben. Nada impide el acceso ante Él excepto nuestro
temor y falta de conocimiento. Cuando el velo fue partido, ¡Dios salió a
encontrarse con usted y conmigo! ¡Nosotros nos acercamos a Él – y Él sale
por nosotros!

¡Cuán increíble! Nosotros ofendemos a Dios pero él está tan ansioso de
hacernos puros ante sus ojos que envía su propio sacrificio por nuestros
pecados. El pecado fue juzgado y la ofensa fue removida. Ahora Dios puede
decir, “Nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus maldades” (Hebreos
8:12). ¡Él mismo quitó la distancia que había!

Dios no está queriendo imputar pecados en contra nuestra.

En su lugar, Él busca reconciliarnos consigo mismo.
Él desea que vivamos en la bendición de
saber que el tema del pecado fue resuelto para siempre en la cruz.

Fuente : David Wilkerson


TU PECADO FUE RESUELTO EN LA CRUZ

PUES TENDRE MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES,
Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS.
HEBREOS 8:12


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