GANAR LA GUERRA

Cada uno de los líderes mencionados perdieron batallas con el enemigo. En la medida que te involucras en la guerra espiritual, tú también puedes experimentar una pérdida.

Pero aunque pierdas una batalla con el enemigo, ello no significa que hayas perdido la guerra. Una guerra se conforma de muchas batallas. Tan sólo porque perdiste una batalla ello no significa que perdiste la guerra.

Cada uno de estos hombres perdieron una batalla, pero se recobraron para ganar la guerra. Las estrategias espirituales que usaron te ayudarán cuando has perdido una batalla. Es posible recobrarse de la trampa del enemigo cuando pierdes una batalla:

«Y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él» (2 Timoteo 2:26).

La palabra «escapen» aquí significa despertar o levantarte tú mismo. Un lazo es una trampa encubierta (ve la sección «Para Estudio Adicional» de este capítulo). «Escapen del lazo del diablo» significa que debes tomar TÚ acciones para recobrarte después de perder una batalla espiritual. Aquí están acciones a tomar para recuperarte de los lazos del enemigo:

PASO 1: RECONOCER TU FRACASO:

Josué reconoció y admitió el fracaso en Hai. Él dijo:

«¡Ay, Señor! ¿qué diré, ahora que Israel le ha vuelto la espalda a sus enemigos?» (Josué 7:8).

No fue difícil para David reconocer el fracaso en el incidente de Siclag. La pérdida era evidente para el ojo natural. La ciudad fue quemada y las mujeres fueron llevadas cautivas. Pero fue más difícil para David admitir en fracaso en el incidente con

Betsabé. Nadie sabía de su pecado excepto él, Betsabé, y el profeta de Dios. Pero David admitió «he pecado contra el Señor»

(2 Samuel 12:13).

Elías admitió el fracaso. Dijo:

«Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: Basta

ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres» (1 Reyes 19:4).

Pablo reconoció sus fracasos. Dijo que había estado «atribulado, perplejo , perseguido, abatido, e incluso perdido la esperanza de la vida» (2 Corintios 4:8-9; 2 Corintios 1:8).

No permitas que el orgullo evite que admitas que has perdido una batalla. En vistas a recuperarte de la trampa del enemigo, primero debes reconocer que estás en su lazo:

«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros» (1 Juan 1:8).

PASO 2: ARREPIÉNTETE:

No es suficiente con reconocer el fracaso. También debes pedirle a Dios que te perdone:

«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad»

(1 Juan 1:9).

David se arrepintió de su pecado con Betsabé. Lee su gran oración de arrepentimiento en el Salmo 52. Este es un buen Salmo para ser usado como oración cuando has fallado.

Josué investigó hasta que encontró la causa del fracaso de Hai. Descubrió que un líder militar entre el pueblo había desobedecido a Dios y provocó que el ejército perdiera la batalla. Él y el pueblo se arrepintieron delante de Dios (Josué 7).

Elías se arrepintió. Admitió que no era mejor que sus pecaminosos ancestros (1 Reyes 19:4).

Pablo señaló que aunque tuvo una gran batalla con la carne (Romanos 7) fue capaz de ganar la victoria mediante «el arrepentimiento de obras muertas» (Romanos 8; Hebreos 6:1).

PASO 3: RESTABLECE TU FUERZA ESPIRITUAL:

En el mundo natural cuando un ejército ha experimentado una pérdida militar, se toma tiempo para restablecer las fuerzas de combate antes de regresar al campo de batalla.

Los comandantes analizan los problemas, toman acción correctiva, y fortalecen y animan a las tropas. Este es un importante principio en el mundo espiritual también.

Cuando has experimentado fracaso en la guerra espiritual debes restablecer tu fuerza espiritual.

Josué esperó delante del Señor en oración para recobrar fortaleza espiritual antes de regresar al campo de batalla. Oró para descubrir la razón del fracaso y recibir directivas para las acciones correctivas (Josué 7:6-15).

David ayunó y oró después de su fracaso con Betsabé. Después recibió comida física después de la muerte de su hijo con Betsabé. En el incidente de Siclag David «tomó ánimo en el Señor» y reorganizó sus fuerzas antes de regresar al campo de batalla (2 Samuel 30:6).

Elías descansó, fue ministrado por un ángel, y esperó en una montaña hasta recibir fortaleza mediante una manifestación especial del poder de Dios (1 Reyes 19).

Pablo se animó a sí mismo en el Señor. Se recordó que nada, ni siquiera su fracaso, podía separarlo de Dios:

«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?

Antes, en todas estas cosas somos MÁS QUE VENCEDORES por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna

otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 8:35,37-39).

Aquí están algunas maneras de restablecer tu fuerza espiritual:

•Estudia el mayor libro de guerra espiritual jamás escrito… la Palabra de Dios.

•Pasa tiempo en ayuno y oración. Incorpora los principios del ayuno y la oración que aprendiste en este curso, incluyendo atar el poder del enemigo en tu vida. Pídele a Dios que te revele las causas del fracaso tuyo y qué hacer para corregir la situación.

•Revisa las estrategias de guerra espiritual de este curso. Pídele a Dios que renueve tu fortaleza y que te ayude a poner estas estrategias en práctica.

•Descansa físicamente. El hombre es cuerpo, alma, y espíritu. Cuando tu cuerpo físico está exhausto, Satanás puede tomar ventajas y afectar a tu alma y espíritu.

PASO 4: REGRESA AL CAMPO DE BATALLA:

Una de las principales estrategias del enemigo es tratar que renuncies cuando has perdido una batalla espiritual. Mientras que es cierto que el Espíritu Santo algunas veces te convencerá de tu error cuando fallas, existe una diferencia entre la condenación del enemigo y la convicción del Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre especifica un pecado mientras que la condenación de Satanás es generalizada. Satanás

hablará palabra generalizadas de derrota para ti:

«Deberías mejor rendirte».

«Todos han perdido la confianza en ti».

«A Dios no le importa o te habría ayudado».

«Eres tan débil y bueno para nada».

«Nunca serás capaz de hacerlo como cristiano».

«No eres bueno».

No escuches a la condenación del enemigo. Reconoce tu fracaso, arrepiéntete delante de Dios, y reconoce que…

«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino

conforme al Espíritu» (Romanos 8:1).

Usa este verso para derrotar las estrategias condenatorias de Satanás y luego…

¡Regresa al campo de batalla!

Después de la pérdida en Siclag, David regresó al campo de batalla a una gran victoria militar. Recobró todo lo que el enemigo había tomado de él. Y David recobró todo lo que los amalecitas se habían llevado…

«Rescató David todo lo que los amalecitas habían tomado, y libró asimismo a sus dos mujeres. No les faltó nadie, ni chico ni

grande, así de hijos como de hijas, ni nada del robo, de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David»

(1 Samuel 30:18-19).

Josué continuó con las campañas militares en la tierra prometida con grandes victorias militares. Regreso a Hai y conquistó las mismas fuerzas militares que habían provocado la derrota. Cuando regresas al campo de batalla espiritual después del

fracaso, puedes no sólo recobrar todo lo que el enemigo te ha robado, sino que puedes continuar para ganar nuevas victorias.

Elías se recobró de su desaliento y regresó a la batalla espiritual, y llevó a cabo algunos de los más grandes milagros en las historia de su ministerio.

Y en cuanto a Pablo… lee la porción restante del pasaje que mencionamos previamente:

«Que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos» (2 Corintios 4:8-9).

Aquí está un guerrero espiritual que venció. Él dijo que estaba:

Atribulado… PERO NO ANGUSTIADO

En apuros… PERO NO DESESPERADO

Perseguido… PERO NO DESAMPARADO

Derribado… PERO NO DESTRUIDO!

Recuerda que «el justo cae siente veces, y se levanta nuevamente» (Proverbios 24:16).


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