GÉNESIS ESTUDIO 28. EL DILUVIO

EL DILUVIO

GÉNESIS CAPÍTULO 7

Después el Señor le dijo a Noé: «Entre toda la gente de este tiempo, sólo tú vives de acuerdo con mi voluntad. Por lo tanto, entra en la barca junto con tu familia. 2 Toma siete machos y siete hembras de todo animal puro, pero sólo un macho y una hembra de los impuros. 3 Toma también siete parejas de cada clase de aves, para que se conserve su especie en el mundo,4 porque dentro de siete días haré que llueva durante cuarenta días y cuarenta noches. ¡Voy a borrar de la tierra todo lo que vive, y que yo he creado!» 5 Y Noé hizo todo tal como el Señor se lo había ordenado.

6 Cuando el diluvio inundó la tierra, Noé tenía seiscientos años. 7 Y entró Noé en la barca junto con sus hijos, su esposa y sus nueras, para protegerse del diluvio. 8 Los animales puros e impuros, los que vuelan y los que se arrastran, 9 entraron con Noé en la barca, de dos en dos, macho y hembra, como Dios se lo había ordenado.

10 A los siete días, el diluvio comenzó a inundar la tierra. 11 Era el día diecisiete del mes segundo. Noé tenía entonces seiscientos años. Precisamente en ese día, se reventaron las fuentes del gran mar abajo, y se abrieron las compuertas del cielo arriba.12 Cuarenta días y cuarenta noches estuvo lloviendo sobre la tierra. 13 En aquel mismo día entró Noé en la barca con sus hijos Sem, Cam y Jafet, y con su esposa y sus tres nueras. 14 Con ellos entraron toda clase de animales salvajes y domésticos, y toda clase de animales que se arrastran y de aves. 15 Todos los animales entraron con Noé en la barca, de dos en dos. 16 Entraron un macho y una hembra de cada clase, tal como Dios se lo había ordenado a Noé, y después el Señor cerró la puerta de la barca.

17 El diluvio duró cuarenta días. Al subir el agua, la barca se levantó del suelo y comenzó a flotar. 18 El agua seguía subiendo más y más, pero la barca seguía flotando. 19 Tanto subió el agua, que llegó a cubrir las montañas más altas de la tierra; 20 y después de haber cubierto las montañas, subió todavía como siete metros más. 21 Así murió toda la gente que vivía en la tierra, lo mismo que las aves, los animales domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo. 22 Todo lo que había en tierra firme, y que tenía vida y podía respirar, murió. 23 Solamente Noé y los que estaban en la barca quedaron vivos; los demás fueron destruidos: el hombre, los animales domésticos, las aves del cielo y los animales que se arrastran; 24 pues la tierra quedó inundada durante ciento cincuenta días.

Es bien sabido que hay otros relatos similares, muy similares, al texto bíblico que nos hablan de una gran catástrofe que alteró la vida en la tierra de forma radical. Incluso hay historias semejantes en otras culturas no relacionadas con la mesopotámica. En mi opinión, eso demuestra que todos beben de las mismas fuentes, es decir, la información viene de muy antiguo y forma parte del inconsciente colectivo de la humanidad, término acuñado por el suizo Carl Jung. Pienso que esta experiencia traumática ha quedado grabada en nuestro inconsciente y, consecuentemente, ha sido transmitida de generación a generación hasta ser plasmada en el texto bíblico y la epopeya de Gilgamés, entre otros. No creo que de ningún modo esto afecte al sentido y valor del texto bíblico, antes al contrario, según yo veo, refuerzo su sentido cosmogónico, es decir, nos explica parte de nuestra historia desde una perspectiva religiosa.

Desde un punto de vista devocional viene a mi mente la idea de preservación en medio de la catástrofe y me hace pensar en el salmo 23, aunque ande en el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque Tú estarás conmigo. Ha llamado mi atención el versículo 16 con ese sencillo detalle del Señor cerrando la puerta del arca y lo que transmite de protección en medio de toda una situación de destrucción. Para mí, la lección es que Dios no nos libra de los problemas, los conflictos, las dificultades, situaciones totalmente terroríficas en ocasiones, ahora bien, su presencia está con nosotros en medio de todo ello y esta es la seguridad y la paz que puede gozar el creyente.

UN PRINCIPIO

HAY SIEMPRE «DILUVIOS» EN NUESTRAS VIDAS

UNA PREGUNTA

¿QUÉ «DILUVIOS» DE TU VIDA EXIGEN QUE TE VUELVAS AL SEÑOR?


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