GÉNESIS PARTE I/EL PRÓLOGO/CAPÍTULO 9

Dios dijo a Noé: esta es la señal de la alianza que establezco con todos los seres vivos que pueblan la tierra.
Una de las características de los dioses de las diferentes mitologías es su carácter caprichoso y arbitrario. Los dioses son impredecibles, cambian de opinión y están sometidos a las mismas pasiones que los seres humanos. Consecuentemente, la relación con ellos se tiñe de ese mismo caracter de imposibilidad de predecir y esta presidida por el miedo y la inseguridad.
El Dios de la Biblia no es así. No cambia de opinión, no es caprichoso, no es impredecible, no es arbitrario y, por tanto, la relación con Él puede basarse en la seguridad y la estabilidad. En este capítulo establece una alianza con todos los seres vivios -vale la pena mencionar este matiz, la alianza no es únicamente con el ser humano sino con toda su creación- y da su palabra de que será cumplida y provee del arco iris como símbolo de su compromiso con una humanidad caída y necesitada de restauración.
A pesar de su fidelidad a sus pactos y promesas muchos seguidores de Jesús viven una relación con Él insegura, pensando que su aceptación y amor pueden ser cambiantes y dependientes en su manera de vivir. Han olvidado la gracia, han olvidado, como dice Pablo, que cuando éramos sus enemigos y únicamente merecíamos la destrucción murió por nosotros.
El amor, echa fuera el temor. 

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