GÉNESIS PARTE II/EL CICLO DE ABRAHAM/CAPÍTULO 17

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años se le apareció el Señor y le dijo: —Yo soy el Todopoderoso *. Tenme presente en tu vida y vive rectamente. (GÉNESIS 17:1 BLPH)

Dos requisitos de Dios para Abraham y dos requisitos válidos para cualquier seguidor de Jesús en cualquier época, en cualquier lugar, dos requisitos universales.
La pregunta clave sería ¿qué significa en términos prácticos tener a Dios presente en la vida? Teniendo en cuenta la complejidad de la misma y que está compuesta de relaciones, nuestro rico y poliédrico mundo interior con sus emociones, actitudes, valores, motivaciones, nuestras conductas, nuestro trabajo y un largo etcétera, representa un verdadero reto para mí pensar, discernir en entender cómo tener presente al Señor y hacer el esfuerzo consciente por hacerlo. Lo mismo me sucede con la idea de vivir rectamente y qué implicaciones tiene para mí hoy y aquí.
Este sencillo y bien conocido pasaje me plantea pues dos claros y directos retos que abarcan todas las áreas de mi vida, todas las dimensiones de mi ser.

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