GÉNESIS PARTE V/EL CICLO DE JOSÉ/ CAPÍTULO 47


Pocos y desgraciados han sido los años de mi vida.

Esta fue la respuesta que Jacob le dio a Faraón cuando este le preguntó acerca de su edad. La contestación, además de dar información factual -130 años había vivido hasta ese momento- da información cualitativa -pocos y malos-. Esa era la evaluación que hacía de su vida el patriarca, la considera corta y mala.

Esto me ha hecho pensar que conforme voy avanzando en edad y se va acercando -estadísticamente hablando- el final de mis días es muy importante el poder pararse y pensar sobre la forma en que uno vive y qué valoración la vida le merece. La verdad es que no quiero llegar al final de mis días con la actitud de Jacob que, a pesar de sus experiencias espirituales, las riquezas acumuladas, el tener una amplia familia y todas las promesas recibidas de Dios, no vivía la vida con plenitud, satisfacción y gozo.

Creo que el patriarca había llegado a ese punto del que habla el escritor de Eclesiastés cuando describe los años en que no hallo en ellos ningún contentamiento. Tal vez es importante, si uno es joven, aprender a tener contentamiento en cualquier que sea nuestra situación tal y como afirmaba el apóstol Pablo, y si uno ya está, digamos entrado en años, pensar qué podemos hacer para vivir de forma diferente y llenar nuestros años, los que nos queden, de la satisfacción que produce conocer a Jesús, seguirle y colaborar con Él como agentes de restauración.

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