GÉNESIS PARTE V/EL CICLO DE JOSÉ/CAPÍTULO 41


No soy yo, sino Dios, quien dará al faraón una respuesta propicia.

Este capítulo narra el sueño de faraón que será interpretado por José como siete años de gran abundancia seguidos por siete años de gran escasez. Es un pasaje muy conocido de la Biblia.

Para mí el punto es la actitud de José que, en vez de marcarse un gol ante el rey de Egipto, de entrada le da al Señor el crédito de todo aquello que va a pasar. Hubiera sido muy fácil aprovechar que estaba en el centro de la escena para quedarse con los méritos y tratar de sacar la mejor y mayor ventaja posible.

Para mí la explicación es que el dolor había moldeado el carácter de José. Este hombre es muy diferente del muchacho acusador, altanero e insoportable de los capítulos anteriores. Sin duda, todas la experiencias dolorosas hasta ese momento, lo habían cambiado y transformado. Su venta como esclavo por sus propios hermanos, la acusación injusta de la mujer de su amor y el olvido del copero, no fue dolor en vano.

Y esto es lo que veo aplicable para mi vida. No podemos evitar el dolor y las circunstancias difíciles y complicadas de la vida, sin embargo, si que podemos evitar que el mismo sea en vano y no aprovecharlo para cambiar, para moldear nuestro carácter, para aprender lecciones que el Señor desea que aprendamos en medio de todo ello. 

A lo largo de mi experiencia pastoral lo que más pena me ha dado ha sido ver tanto dolor desperdiciado, tanto sufrimiento que no ha servido para nada porque aquellos que lo padecieron y experimentaron no aprendieron nada ni cambiaron en nada.

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