GRACIAS…Y PERDON.

A todos aquellos que estuvieron orando por este su servidor por la crisis que acabo de pasar… Gracias, mil gracias. A todos aquellos que aportaron su grano de arena para ayudarnos a salir adelante con los gastos… Gracias… mil gracias. Dios les bendecirá enormemente y con creces. Lo sé porque conozco a mi Dios. Él dice que no hace acepción de personas, y no se como explicarlo pero también dice que Él cuida a tres clases de personas: Los huérfanos, las viudas y los extranjeros. Y nosotros somos extranjeros en este bello país, así que Él se ocupa directamente de nosotros. A Él sea la Gloria y la Honra…
Pero también deseo ser humilde ante aquellos que se han sentido ofendidos por mis escritos. Y les pido perdón. Sé que escribir para un público como el que me hace el favor de leerme es sumamente difícil, ya que aunque no quiera, paso rozando emociones, creencias, principios y opiniones. Les pido perdón porque sin quererlo, he causado polémicas entre mis lectores, cosa que no deseo pero que a veces son inevitables. Toda mi intención es ser sincero, pragmático y directo. Sincero, en una palabra. Y la sinceridad duele. Estamos tan acostumbrados a que nos mientan que cuando alguien nos dice la verdad nos sentimos incómodos. Por ejemplo: nuestros padres nos mintieron cuando nos prometieron cosas que no cumplieron. Nuestros maestros nos mintieron cuando nos regalaron algún que otro punto para ganar el grado. Nuestros hermanos nos mintieron cuando hicieron cosas reprobables pero las barnizaron de correctas. El policía nos miente cuando nos menciona artículos que no existen con tal de poner multa o pedirnos soborno. Los políticos nos mienten cuando en sus campañas nos ofrecen cosas que no cumplen. Todos nos mienten… Los pastores también nos mienten cuando nos ofrecen el cielo y nos permiten hacer cosas que nos llevarán al infierno…Curioso, ¿verdad? Y, de pronto… ¡zaz! aparece alguien que pone el dedo en la llaga… y levanta polvo. Eso sucedió con Jesús. Eso pasó con Pablo. Eso pasó con Esteban. Y todos fueron criticados, observados con lupa y juzgados por los que se sintieron ofendidos. Por eso pido perdón… no por lo que hicieron Jesús ni Pablo ni Esteban. Lo pido porque yo no soy ellos. Simplemente soy un neófito, aprendiz de escritor que se equivoca a cada artículo que escribe. Por ejemplo, uno de mis lectores me corrigió por una cita que, según él, utilicé mal en uno de mis escritos. Y, acepto la crítica. Me ayuda a mejorar y a tener más cuidado la próxima vez que me siente ante mi compu. Pero no prometo no volver a equivocarme. Es de humanos imperfectos y de polvo. Así que todo eso que ha levantado polvo causado por mi pluma… nuevamente pido perdón.
Y, por supuesto, agradezco a mi lector anónimo que también me pide disculpas por su crítica. No me ha ofendido en lo absoluto, al contrario, me abre los ojos para ver con más cuidado lo que escribo… y predico. Gracias por seguir nuestros mensajes a través de Justin TV y creo que la Palabra del Señor tocará su vida en cualquier momento. Ese es mi deseo.
Por lo demás, les extiendo mi diestra de hombre y nuevamente pido perdón por toda la polémica que se desató. Quisiera que aquí terminara todo…Aunque continuaré poniendo el dedo en otras llagas…
Bendiciones.
 

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