Gratitud en la aflicción

En el Día de Acción de Gracias, normalmente expresamos gratitud por las bendiciones de Dios. Pero, ¿ha pensado alguna vez en darle gracias por algo que no parezca ser una bendición? Un corazón agradecido es más precioso para Dios cuando, humanamente hablando, nuestra situación no justifica el dar gracias. Pero al tomar cuatro decisiones fundamentales, podemos empezar a ver el valor de nuestras adversidades, y responder con agradecimiento.

Creer y confiar en el Señor. Solo viendo la vida desde una perspectiva bíblica, podremos entender sus propósitos en nuestras pruebas, y confiar en su sabiduría al permitirlas.

Aceptar la situación como de parte de Dios, ya sea enviada o permitida por él. Si realmente creemos que él está actuando para nuestro bien (Ro 8.28, 29), podemos decidir recibir cada dificultad como venida de su mano amorosa. Entonces podremos decir: “Gracias”.

Someterse a Dios en la circunstancia. Aunque es posible que no nos guste la situación, el saber que Dios es “bueno y bienhechor” (v. 68) nos permite poner con confianza nuestras vidas bajo su autoridad.

Sacar de él las fuerzas para resistir. Nadie tiene la capacidad dentro de sí mismo para soportar los problemas con gratitud. Solamente confiando en el Señor pueden los creyentes experimentar la adversidad con un corazón agradecido.

Piense, ahora, en esa circunstancia que le gustaría ver cambiada, y con una nueva mentalidad haga esta oración a Dios: “Señor, acepto esta situación como proveniente de ti. Con fe y confianza me pongo bajo tu amorosa autoridad, y saco de ti las fuerzas que necesito para soportar con gratitud”.

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