HEBREOS ESTUDIO 30. EL LUGAR CENTRAL DE LA FE 7

LA PEDAGOGÍA PATERNAL DE DIOS

HEBREOS 12:5-13

¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor

    y no te des por vencido cuando te corrija.

Pues el Señor disciplina a los que ama

    y castiga a todo el que recibe como hijo»[d].

Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre? Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos. Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?[e]
10 Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. 11 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.
12 Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas.13 Tracen un camino recto para sus pies, a fin de que los débiles y los cojos no caigan, sino que se fortalezcan.


Este pasaje nos habla acerca de la pedagogía paternal del Señor. Otros hablan de corrección, disciplina e incluso algunos, en mi opinión de forma equivocada, la palabra castigo.

El texto nos enseña cosas acerca de esta pedagogía de Dios. En primer lugar, que nace de su amor por nosotros, no de un deseo de venganza o infringirnos daño. En segundo lugar, que el propósito es hacernos partícipes de su santidad y esto no es posible a menos que ciertas cosas -conductas, actitudes, motivaciones, valores y prioridades- sean transformadas. La tercera, que cuando la disciplina es aplicada, como es normal y todos sabemos, el efecto no resulta, para nada agradable. La cuarta, no todos, desgraciadamente, aprovechan o se benefician del efecto transformador de ella. Podemos experimentar el dolor y sufrimiento de la misma y, sin embargo, no ser beneficiados por ella. Finalmente, no debemos dejarnos vencer por el cansancio que produce estar sometidos a la pedagogía del Señor. Para ello, supongo que ayuda el tener en cuenta todo lo anteriormente dicho.


UN PRINCIPIO

LA PEDAGOGIA DEL SEÑOR NACE DE SU AMOR Y DEL DESEO QUE PARTICIPEMOS EN SU SANTIDAD

UNA PREGUNTA

¿QUÉ ÁREAS DE TU VIDA HACEN NECESARIA UNA INTERVENCIÓN PEDAGÓGICA DEL SEÑOR?


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