HECHOS 30. EL TESTIMONIO APOSTÓLICO EN JUDEA Y SAMARIA 11




HECHOS 11:19-26


19 Mientras tanto, los creyentes que fueron dispersados durante la persecución que hubo después de la muerte de Esteban, viajaron tan lejos como Fenicia, Chipre y Antioquía de Siria. Predicaban la palabra de Dios, pero sólo a judíos. 20 Sin embargo, algunos de los creyentes que fueron a Antioquía desde Chipre y Cirene les comenzaron a predicar a los gentiles[g] acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número de estos gentiles creyó y se convirtió al Señor.

22 Cuando la iglesia de Jerusalén se enteró de lo que había pasado, enviaron a Bernabé a Antioquía. 23Cuando él llegó y vio las pruebas de la bendición de Dios, se llenó de alegría y alentó a los creyentes a que permanecieran fieles al Señor. 24 Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y firme en la fe. Y mucha gente llegó al Señor.

25 Después Bernabé siguió hasta Tarso para buscar a Saulo. 26 Cuando lo encontró, lo llevó de regreso a Antioquía. Los dos se quedaron allí con la iglesia durante todo un año, enseñando a grandes multitudes. (Fue en Antioquía donde, por primera vez, a los creyentes[h] los llamaron «cristianos»).

Este breve pasaje cuenta el nacimiento de la primera iglesia mayoritariamente formada por personas de origen griego y no judío. Su nacimiento se debe a la iniciativa de seguidores de Jesús normales y corrientes que tuvieron la «ocurrencia» de compartir la buena noticia del evangelio con personas que no eran judías. Como resultado de su esfuerzo y el respaldo por parte del poder de Dios, el cristianismo salta de nuevo las barreras étnicas para comenzar a ser una fe universal.
Hay varias cosas que me han llamado la atención en este pasaje. Primero, la persecución producida por la muerte de Esteban hace que muchas personas tengan que desplazarse y con ellos el evangelio. Segundo, el crecimiento de la iglesia no se debe al esfuerzo estratégico de los apóstoles, sino al sentido de responsabilidad de seguidores de Jesús «de a pie». Tercero, el equilibrio entre la responsabilidad del creyente -anunciar- y el papel que desempeña Dios -producir cambio en la vida de la gente.
Este pasaje me ha hecho renovar mis votos a ser fiel en compartir de Jesús y anunciar la buena noticia de que las personas y el universo pueden ser restaurados, dejando que sea el Señor quien obre en los corazones de las personas.
Un principio


Equilibrio entre la responsabilidad del creyente y el papel de Dios.


Una pregunta


¿Cómo está tu sentido de responsabilidad?


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