Os he demostrado así, sin dejar lugar a dudas, que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella máxima de Jesús, el Señor: «Más dicha trae el dar que el recibir.»
Después de varios días de viaje y sin acceso a Internet vuelvo a publicar mi tiempo devocional y lo hago repitiendo en uno de los pasajes que ya había leído, la despedida de Pablo de los dirigentes de la iglesia de Efeso.
Me ha sorprendido una vez más la radical y rabiosa actualidad del mensaje del evangelio para los tiempo contemporáneos y como puede encerrarse tanto contenido en tan sólo un versículo.
Cada día recibimos una avalancha de noticias acerca de la crisis económica mundial. Cada día nos damos cuenta que las necesidades económicas, las presiones y los problemas van afectando a más gente y van golpeando a personas cada vez más cerca de nosotros.
La crisis está creando y seguirá creando más y más gente necesitada y esto nos plantea a los que nos consideramos seguidores de Jesús un gran reto, ayudar a las personas que están en necesidad y hacerlo de forma comprometida. Trabajar para ayudar a otros. No únicamente trabajar para satisfacer nuestras necesidades y, en muchas ocasiones, nuestros caprichos. Trabajar y esforzarnos, los que tenemos el privilegio de todavía hacerlo, para poder ayudar al necesitado.
Y la motivación para ello se debe a que son palabras de Jesús, el Señor. Es importante este matiz, no son palabras de un escritor de libros de auto ayuda. No se trata de un consejo sabio que calienta en corazón. No es una sugerencia para ser más solidarios y políticamente correctos. Lo dice el Señor, aquel que se supone que seguimos, que se supone que tiene autoridad sobre nuestras vidas, que marca nuestras prioridades, nuestra forma de vivir, pensar y organizar el uso y disfrute de nuestro dinero.
Un principio
Trabajar para ayudar a los necesitados
Una pregunta
¿Quién es el Señor de tus finanzas?
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