43 Un profundo temor reverente vino sobre todos ellos, y los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y maravillas. 44 Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar y compartían todo lo que tenían. 45 Vendían sus propiedades y posesiones y compartían el dinero con aquellos en necesidad. 46Adoraban juntos en el templo cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y generosidad,[k] 47 todo el tiempo alabando a Dios y disfrutando de la buena voluntad de toda la gente. Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos.
El capítulo dos del libro culmina con una descripción de la vida de la primera comunidad de seguidores de Jesús y el impacto que la misma causó sobre los habitantes de Jerusalén.
Hay varias cosas que he aprendido. Primera, tu testimonio y tu impacto ha de darse, primeramente, en tu entorno natural, lo que siempre hemos dicho, nuestra Jerusalén.
Segunda, la presencia del Espíritu, una vez más, ha de notarse en el exterior y esta diferencia ha de ser percibida por los que nos rodean.
Tercera, la fe tiene una dimensión vertical, con Dios y horizontal, con otros seres humanos, seguidores y no seguidores de Jesús.
Finalmente, aunque nosotros hagamos y procuremos hacer de forma intencional un impacto en nuestro entorno, es el Señor quien añade a su iglesia -a su asamblea o comunidad- aquellos que serán salvos. Veo, pues, un perfecto trabajo conjunto entre el Señor y nosotros como colaboradores suyos.
Un principio
Nosotros nos esforzamos dejando los resultados en las manos de Dios.
Una pregunta
Sometida al análisis ¿Qué características de la comunidad de Jerusalén están presentes en la mía?
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