HECHOS 62. EL MINISTERIO DE PABLO.SU ENCARCELAMIENTO Y EL VIAJE A ROMA 3

HECHOS 22:22-30

24 El comandante llevó a Pablo adentro y ordenó que lo azotaran con látigos para hacerlo confesar su delito. Quería averiguar por qué la multitud se había enfurecido. 25 Cuando ataron a Pablo para azotarlo, Pablo le preguntó al oficial[e] que estaba allí:

—¿Es legal que azoten a un ciudadano romano que todavía no ha sido juzgado?

26 Cuando el oficial oyó esto, fue al comandante y le preguntó: «¿Qué está haciendo? ¡Este hombre es un ciudadano romano!».

27 Entonces el comandante se acercó a Pablo y le preguntó:

—Dime, ¿eres ciudadano romano?

—Sí, por supuesto que lo soy —respondió Pablo.

28 —Yo también lo soy —dijo el comandante entre dientes—, ¡y me costó mucho dinero!

Pablo respondió:

—¡Pero yo soy ciudadano de nacimiento!

29 Los soldados que estaban a punto de interrogar a Pablo se retiraron velozmente cuando se enteraron de que era ciudadano romano, y el comandante quedó asustado porque había ordenado que lo amarran y lo azotaran.

30 Al día siguiente, el comandante ordenó que los sacerdotes principales se reunieran en sesión con el Concilio Supremo judío.[f] Quería averiguar de qué se trataba el problema, así que soltó a Pablo para presentarlo delante de ellos.



Continuación de la odisea de Pablo como consecuencia de la situación que se había producido en el atrio del templo. El apóstol está a punto de ser torturado y únicamente se salva, in extremis, debido a su condición de ciudadano romano. Esto, sin embargo, no le libra de la cárcel y su ordalía prosigue.

La verdad es que esto me hacía pensar en la idea extendida entre tanta gente que la vida cristiana ha de ser una constante bendición, es decir, que siempre todo ha de ir a mejor y que el Señor nos ha de evitar todo tipo de sufrimiento, sea este de tipo físico, intelectual, emocional o espiritual.

¡Pues nada más lejos de la realidad! El sufrimiento es un denominador común a todos los personajes de la Biblia incluyendo y teniendo el ejemplo más brutal en el mismo Jesús.

Y sufrimos, y sufriremos, por dos razones. La primera, porque ello forma parte de la experiencia humana. La segunda, porque los cristianos añadimos un sufrimiento extra, aquel que se deriva de nuestro deseo de hacer el bien y vivir siguiendo a Jesús y actuando como agentes de restauración en un mundo roto. Este último es voluntario, opcional, evitable por tanto. Esta postrero forma parte de nuestra vocación y del mismo Pablo es un buen ejemplo.


Un principio

Hay un dolor y sufrimiento que forma parte de la vocación cristiana.

Una pregunta

¿Cuál es tu actitud ante el sufrimiento?

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