HECHOS 68. EL MINISTERIO DE PABLO.SU ENCARCELAMIENTO Y EL VIAJE A ROMA 10

HECHOS 27:1-12

1 Cuando llegó el tiempo, zarpamos hacia Italia. A Pablo y a varios prisioneros más los pusieron bajo la custodia de un oficial romano[a] llamado Julio, un capitán del regimiento imperial. 2 También nos acompañó Aristarco, un macedonio de Tesalónica. Salimos en un barco matriculado en el puerto de Adramitio, situado en la costa noroeste de la provincia de Asia.[b] El barco tenía previsto hacer varias paradas en distintos puertos a lo largo de la costa de la provincia.

3 Al día siguiente, cuando atracamos en Sidón, Julio fue muy amable con Pablo y le permitió desembarcar para visitar a sus amigos, a fin de que ellos pudieran proveer sus necesidades. 4 Desde allí nos hicimos a la mar y nos topamos con fuertes vientos de frente que hacían difícil mantener el barco en curso, así que navegamos hacia el norte de Chipre, entre la isla y el continente. 5 Navegando en mar abierto, pasamos por la costa de Cilicia y Panfilia, y desembarcamos en Mira, en la provincia de Licia. 6 Allí, el oficial al mando encontró un barco egipcio, de Alejandría, con destino a Italia, y nos hizo subir a bordo.

7 Tuvimos que navegar despacio por varios días y, después de serias dificultades, por fin nos acercamos a Gnido; pero teníamos viento en contra, así que cruzamos a la isla de Creta, navegando al resguardo de la costa de la isla con menos viento, frente al cabo de Salmón. 8 Seguimos por la costa con mucha dificultad y finalmente llegamos a Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea. 9 Habíamos perdido bastante tiempo. El clima se ponía cada vez más peligroso para viajar por mar, porque el otoño estaba muy avanzado,[c] y Pablo comentó eso con los oficiales del barco.

10 Les dijo: «Señores, creo que tendremos problemas más adelante si seguimos avanzando: naufragio, pérdida de la carga y también riesgo para nuestras vidas»; 11 pero el oficial a cargo de los prisioneros les hizo más caso al capitán y al dueño del barco que a Pablo. 12 Ya que Buenos Puertos era un puerto desprotegido —un mal lugar para pasar el invierno—, la mayoría de la tripulación quería seguir hasta Fenice, que se encuentra más adelante en la costa de Creta, y pasar el invierno allí. Fenice era un buen puerto, con orientación al suroeste y al noroeste solamente.

Pablo es, finalmente, enviado a Roma para comparecer ante el tribunal del emperador tal y como había solicitado. Este pasaje narra las primeras etapas de la travesía y la importante decisión de continuar o no el viaje. El oficial romano, siguiendo el criterio del patrón de la embarcación, y en contra la de la opinión de Pablo, optó por continuar la marcha.
Este pasaje, a primera vista, no parece contener un gran contenido teológico ni nada que parezca ser de orientación para la vida cotidiana. Es una descripción de un viaje. El único punto que ha llamado mi atención es cómo afrontan el hecho de proseguir o no el viaje los tres personajes claves.
Por un lado, está Pablo. Pablo por su formación profesional es simplemente un fabricante de tiendas de campaña lo cual no lo califica para dar consejos acerca de viajes marítimos. Por otro lado, está el capitán. Hombre con toda la cualificación que le faltaba al apóstol. Hombre experimentado en el mar y a cargo de un barco que, con toda probabilidad, no era de su propiedad sino de alguna de las muchas compañías comerciales de la época. Finalmente, tenemos al oficial romano. Ante su propia inseguridad y duda opta por el consejo y el criterio de aquel que considera un experto, el capitán.
La elección parece lógica, los expertos saben. Yo mismo, ante la necesidad de tomar determinadas decisiones busco y valoro la opinión y el criterio de aquellos que son avezados en una determinada disciplina o área de la vida. Sin embargo, también veo el otro punto, la importancia y la necesidad de buscar el criterio de Dios que, en muchas ocasiones, es contrario a la sabiduría e inteligencia del ser humano.
Entiendo que hay áreas en las que hemos de seguir el consejo de aquellos que saben. Un neurocirujano entiende mejor qué hacer delante de una lesión cerebral que un pastor. Pero hay otras áreas, aquellas que tienen que ver con el modo, la forma y el contenido de nuestra vida, que mejor vayamos a la Palabra de Dios en busca de consejo, de lo contrario, nos puede pasar lo mismo que a Pablo y sus compañeros, naufragaremos sin remedio.
Un principio

Hay áreas y momentos en los que es preciso buscar la orientación de Dios y no fiarse del criterio de los expertos.

Una pregunta

¿Qué criterios orientan tu vida en esas áreas y momentos?


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