HECHOS ESTUDIO 28: ALERTA

“Anda y dile a este pueblo:
Por más que escuchen, no entenderán;
por más que miren, no verán.
27 Pues la mente de este pueblo está entorpecida,
tienen tapados los oídos
y sus ojos están cerrados,
para que no puedan ver ni oír,
ni puedan entender;
para que no se vuelvan a mí,
y yo no los sane.”


Con estas palabras prácticamente se cierra el libro de los Hechos, palabras dirigidas a los judíos que habitaban en Roma.

Estas palabras me han parecido muy adecuadas para mi vida especialmente en estos días que hemos comenzado el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Los cristianos de trasfondo evangélico somos bastante ignorantes, lamentablemente, del significado de ese tiempo.

La Cuaresma, es decir, los cuarenta días previos a la semana santa, es una práctica que instauró la iglesia primitiva. Era un tiempo de pararse, examinar la propia vida y ver en qué medida se estaba viviendo en conformidad con el mensaje de las buenas noticias de Jesús. El examen y la reflexión llevaban, inevitablemente, a la confesión, el arrepentimiento y el cambio en la manera de vivir.

Pienso con toda sinceridad que los seguidores de Jesús, al margen de nuestra identidad confesional, deberíamos instaurar la práctica a la que invita la Cuaresma y pararnos y examinar nuestra vida para permitir que el Espíritu de Dios nos muestre cómo estamos viviendo, qué está sucediendo con nuestras vidas, qué cambios deberíamos de implementar en nuestra vida.

De no hacerlo es posible y lamentable que nos vayamos apartando más y más del seguimiento del Maestro y llegue un momento en que nuestra situación sea la descrita por el profeta Isaías y que Pablo usa para referirse al pueblo de Israel. 

Precisamente, es mi opinión, la Cuaresma tiene ese valor preventivo de impedir que lleguemos a esos extremos introduciendo el hábito saludable de examinar en profundidad nuestra vida delante del Señor.

Pero seamos realistas y sinceros, no es fácil, ni divertido, ni puede hacerse de una manera superficial. Exige tiempo, valentía, coraje y la disposición a cambiar, de lo contrario, el Señor no se molestará en mostrar la realidad a aquel que no tiene la intención de usarla para mejorar su seguimiento de Él.

Si lees estas líneas te invito a celebrar la Cuaresma en tu vida. Te invito a venir delante de la presencia del Señor de forma humilde y dispuesta para permitir que Él te muestre cuál es tu auténtica realidad, la aceptes y obres en consecuencia a lo que Jesús ponga en tu corazón.

Te invito a hacerlo con las palabras del salmista en el Salmo 139

Oh Dios,
examíname, reconoce mi corazón;
ponme a prueba, reconoce mis pensamientos;
24 mira si voy por el camino del mal,
y guíame por el camino eterno.

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