JUAN 28. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 21

28 La gente le preguntó:

–¿Qué es lo que Dios quiere que hagamos?

29 Jesús respondió:

–Lo único que Dios quiere es que crean en mí, pues él me envió.

30 Entonces le preguntaron:

–¿Qué milagro harás para que te creamos? ¡Danos una prueba!31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y según la Biblia, este es el pan del cielo.

32 Jesús les contestó:

–Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el verdadero pan del cielo, sino Dios mi Padre.33 El pan que da vida es el que Dios ha enviado desde el cielo.

34 Entonces la gente le dijo:

–Señor, danos siempre de ese pan.

35 Jesús les dijo:

–Yo soy ese pan que da vida. El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed

Continua en el capítulo seis la discusión de Jesús con los judíos en la sinagoga de la pequeña localidad costera. Como se trata de un diálogo el ritmo del pasaje va de las preguntas de los judíos a las respuestas del Maestro. Jesús utiliza estas últimas para compartir principios espirituales de gran calado.


Habla del pan de vida, de ese pan del cual, si la gente come, no volverá a tener hambre nunca más. Maravilla de maravillas debieron pensar sus oyentes, si nos da de ese pan el problema de la subsistencia resuelto de una vez y por todas. Sin embargo, como ya había visto al principio de este diálogo mientras Jesús habla de las necesidades más profundas e íntimas de todo ser humano ellos se han quedado con la superficialidad de sus necesidades más superficiales, urgentes y apremiantes sin que por ello, dejen de ser legítimas.


Jesús me promete saciar mi hambre y mi sed. Ambas son figuras de las necesidades más básicas que todo ser humano, como yo tiene. No puedo vivir sin agua y no puedo vivir sin alimento, por muy básico que este sea. Pero el Maestro se refiere a esas necesidades básicas y fundamentales que tengo, esa necesidad de sentido, propósito, felicidad, sentirme lleno, realizado, auténtico, viviendo una vida que vale la pena, aunque hayan limitaciones físicas, materiales o de otro tipo, libre de la amargura, el juicio, la condena y tantas y tantas cosas que pueden hacer que la vida sea insoportable.


Saciar mi hambre y sed de profundo significado que, desgraciadamente, tantas veces trato de saciar en otras fuentes, en ocasiones pecaminosas, destructivas y que lo único que hacen es dejar una sed aún más profunda porque sólo Jesús puede saciarla.

Un principio

Sólo Jesús puede saciar esa hambre profunda que todo ser humano tiene.


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