JUAN 35. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 28

10 Después de que se fueron sus hermanos, Jesús fue en secreto a la fiesta, sin decírselo a nadie.

11 Durante la fiesta, los jefes judíos buscaban a Jesús, y decían: «¿Dónde estará ese hombre?»

12 La gente hablaba mucho de él, y algunos decían: «Jesús es un buen hombre». Pero otros decían: «De bueno no tiene nada; es un embustero».

13 Todos hablaban de él en secreto, porque tenían miedo de los jefes judíos.

14 A mediados de la fiesta, Jesús entró en el templo y empezó a enseñar.15 Los jefes judíos estaban asombrados, y decían entre ellos: «¿Cómo es que este sabe tantas cosas, si nunca ha estudiado?»

16 Jesús les contestó:

–Yo no invento lo que enseño. Dios me envió y me ha dicho lo que debo enseñar.17 Si alguien quiere obedecer a Dios, podrá saber si yo enseño lo que Dios ordena, o si hablo por mi propia cuenta.18 Quien habla por su propia cuenta sólo quiere que la gente lo admire. Pero yo sólo deseo que mi Padre, que me envió, reciba el honor que le corresponde; por eso siempre digo la verdad.19 Moisés les dio a ustedes la ley y, sin embargo, ninguno la obedece. ¿Por qué quieren matarme?

20 La gente le contestó:

–¡Estás loco! ¿Quién quiere matarte?

21 Jesús les dijo:

–Todos ustedes se admiran por un solo milagro que hice.22 Moisés les mandó practicar la ceremonia de la circuncisión, y ustedes la practican aunque caiga en sábado. Esa orden no viene del tiempo de Moisés, sino de antes, cuando aún vivían Abraham, Isaac y Jacob.23 Entonces, si para obedecer la ley de Moisés ustedes circuncidan a un niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado a un hombre en sábado?24 No digan que algo está mal sólo porque así les parece. Antes de afirmar algo, deben estar seguros de que así es.

No es un error el haber escogido esta imagen para ilustrar la reflexión de hoy, antes al contrario, es intencional y está claramente relacionada con el tema del pasaje. Toda esta discusión, que tiene lugar en el templo, se genera, tal y como lo señala Jesús, debido al hecho que había sanado a una persona en sábado, es decir, el día sagrado de los judíos, rompiendo por tanto el precepto religioso. Pensaba en una comparación y sería como se alguien me echara en cara que estuve ayudando a un amigo necesitado en vez de estar asistiendo al culto del domingo en la iglesia. Ante mi comentario que se trataba de alguien necesitado, su respuesta sería, hay seis días para ayudar a los necesitados, el domingo es el día del Señor, hay que estar cumpliendo en el templo.

Por absurdo que parezca este es el debate que enfrenta a Jesús, no olvidemos que es Dios mismo hecho carne, con las personas que consideran que la religión es más importante que las personas y sus necesidades. Jesús afirma que si quieren saber si lo que hace es correcto tienen dos maneras fáciles de verificarlo. La primera es querer hacer la voluntad de Dios. Quien tiene esta actitud podrá discernir con claridad. La segunda, es no juzgar a la ligera, a menudo las cosas no son las que parecen.

Para mí, personalmente, el reto de este pasaje es saber discernir entre lo esencial, alinearme con el plan de Dios de rescatar un mundo roto, y lo accesorio, ser fiel a las costumbres y normas religiosas. Porque me he dado cuenta que, a menudo, los que más encarnizadamente defienden las tradiciones son los más insensibles a las necesidades de los seres humanos. Pareciera que ambas cosas van de la mano.

Un principio

Muchas discusiones no se basan en cómo servir mejor a un mundo necesitado y roto sino en cómo mantener más ferreamente el status quo.


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