JUAN 59. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 52

Juan 11:45-57

45 Muchos de los judíos que habían ido al pueblo de Betania para acompañar a María vieron lo que Jesús hizo, y creyeron en él.46 Pero otros fueron a ver a los fariseos, y les contaron lo que Jesús había hecho.47 Los sacerdotes principales y los fariseos reunieron a la Junta Suprema, y dijeron:

–¿Qué vamos a hacer con este hombre que hace tantos milagros?48 Si lo dejamos, todos van a creer que él es el Mesías. Entonces vendrán los romanos y destruirán nuestro templo y a todo el país.

49 Pero Caifás, que ese año era el jefe de los sacerdotes, les dijo:

–Ustedes sí que son tontos.50 ¿No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo, y no que sea destruida toda la nación?

51 Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que Dios se lo hizo saber porque era el jefe de los sacerdotes.52 En realidad, Jesús no iba a morir para salvar sólo a los judíos, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que hay en el mundo.

53 A partir de ese momento, la Junta Suprema tomó la decisión de matar a Jesús.54 Sin embargo, Jesús no dejó que ninguno de los judíos de la región de Judea supiera dónde estaba él. Salió de esa región y se fue a un pueblo llamado Efraín, que estaba cerca del desierto. Allí se quedó con sus discípulos.

55 Como ya faltaba poco tiempo para que se celebrara la fiesta de la Pascua, mucha gente iba desde sus pueblos a la ciudad de Jerusalén a prepararse para la fiesta.56 Buscaban a Jesús, y cuando llegaron al templo se preguntaron unos a otros: «¿Qué creen ustedes? ¿Vendrá Jesús a celebrar la fiesta?»

57 Los sacerdotes principales y los fariseos habían ordenado que, si alguien veía a Jesús, fuera a avisarles, pues querían arrestarlo.

¿Qué psicología mueve a las masas? ¿Cómo es posible que personas ante la misma situación reaccionen de forma tan diferente? El milagro de la resurrección de Lázaro, algo que no sucede todos los días, provoca en algunos de los espectadores el reconocimiento de Jesús, el creer en Él. En otros, sin embargo, provoca un rechazo y van corriendo a decirles a los gobernantes judíos lo que está pasando ¿Cómo es posible que veas una persona volver a la vida y no te cambie y afecte profundamente?

Me hace pensar que creer o no creer en Jesús no esta, necesariamente en todos los casos, relacionado con los hechos o con la razón. He escuchado, con mucha frecuencia, a personas afirmar que no pueden creer en algo que no puede ser demostrado científicamente, que es pura ficción que, aparentemente, no está basado en hechos sino en puras conjeturas. Sin embargo, también he comprobado, y este pasaje de Juan lo confirma, que en muchas ocasiones los hechos, los datos, las evidencias, si se presentaran, no cambiarían la actitud de las personas, su problema no es de índole intelectual sino puramente de la voluntad. Hay muchas personas que no creen porque no quieren, no les conviene, nos les interesa creer y el intelecto y los hechos se convierten en una buena coartada para ello.

Pienso que no estoy exento de ese mismo riesgo, de dejar de creer aquello que no me conviene o no encaja con mis intereses, deseos o intenciones. A menudo, demasiado a menudo, creer o no es cuestión del corazón, no de la mente.

Un principio

A menudo, creer es una cuestión de corazón, no de mente.


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