Juicio divino

«Y Dios os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Dios» Deuteronomio 4:27

¡Que terribles son los juicios de Dios!  Dios es misericordioso y sus misericordias son nuevas cada mañana, pero Dios también es «fuego consumidor, Dios celoso» Deuteronomio 4:24

Moisés advirtió al pueblo de Israel, que si se olvidaban de Dios «si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos» Deuteronomio 4:25-26

Dios les daba la tierra prometida, pero aún así ellos debían cuidarse de no caer en pecado, de no desobedecer su palabra, de no corromperse.

Muchos de nosotros tenemos metas, sueños, promesas de Dios para nuestras vidas, pero a Dios le importa más nuestra vida, nuestra integridad, nuestra obediencia, al punto de que podemos perder todo si decidimos rebelarnos contra él y su palabra, debemos cuidarnos de no corrompernos.

¡Dios nos ayude a vivir en santidad aún si nuestros sueños y metas se cumplen!


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