La “Igle” como mentalidad – Parte III

Por Donald Herrera Terán
La gente de “la Igle” es gente muy ocupada. Pasan su tiempo involucrados en una serie de actividades que en sí mismas son un reflejo de su forma de pensar con respecto al individuo, la familia, la iglesia, el reino, la Biblia, etc.
Son actividades llenas de colorido, organizadas según estándares de “excelencia”, repletas de diversión, juegos, deportes extremos, música contemporánea, etc. ¡Nadie ha dicho que no sean actividades atractivas y divertidas! Pero, como ya he señalado, son un reflejo de la mentalidad de “la Igle.” No son las actividades en sí las que crean esta mentalidad. Tan sólo la reflejan.
Ronald Kirk nos recuerda en su artículo (cuya primera parte se encuentra en este boletín) “Lo que la educación debiese ser”, que “Jesucristo nos ordena en la Gran Comisión a hacer discípulos.” Hay muchísima gente de “la Igle” que no sabe hacer discípulos. No están dedicados a esta tarea y no cuentan con una vida organizada estratégicamente para cumplirla. Se la pasan demasiado bien participando de las vistosas y atractivas actividades diseñadas para ellos por los líderes de “la Igle.” ¿Por qué razón tendrían que molestarse en “hacer discípulos”?
Las actividades de “la Igle” son lo suficientemente atractivas como para garantizar una nutrida participación y la continuidad de aquellos que asisten a ellas por primera vez. De modo que estas nuevas personas reciben el mensaje del “evangelio” en el contexto de esas actividades. Muy pocas veces llegan a experimentar la dinámica del discipulado bíblico. En muchos casos se entiende que “discipulado” es precisamente seguir llevando gente a tales actividades. Y así el círculo gira, gira y vuelve a girar.
Cuando las actividades finalizan los participantes vuelven a la vida real: el trabajo, la familia, el mundo de los negocios, la fábrica, los vecindarios, los centros de estudio, etc. Ahí son uno más del montón excepto quizá por la piedad que les acompaña (orarán a la hora de almuerzo, no dirán palabrotas ni cometerán actos inmorales). Pero en todo lo demás razonarán a partir de las mismas premisas de sus compañeros y amigos no cristianos. Su visión de la vida, las artes, la economía, la política, los deportes, las ciencias, la familia, será esencialmente igual a la visión de los no creyentes. Las actividades de “la Igle” no están diseñadas para fomentar una cosmovisión bíblica en sus participantes.
Donald Herrera Terán es pastor de la Comunidad Cristiana Renovación, en Costa Rica.
Es Profesor en el Centro Educativo Reformado Semillas. Vive con su esposa Martha y sus dos hijos.
Pueden visitar su sitio web http://www.contra-mundum.org o su página de Facebookhttp://www.facebook.com/donald.teran

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