La oración y la obra de dios (2)

LA ORACIÓN Y LA OBRA DE DIOS (2)
Lo que se dice en Ezequiel 36:37 es sorprendente. El Señor dice que tiene un propósito y es que El multiplicará los hombres de la casa de Israel como se multiplican los rebaños. Esta es la determinada voluntad de Dios. Lo que Dios ha ordenado, Dios lo hace. Sin embargo, Dios no lo va a realizar instantáneamente, sino que esperará un plazo. ¿Cuál es la razón de la espera? El Señor dice: «Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto.» El ha decidido aumentar los hombres de la casa de Israel, pero debe esperar hasta que los hijos de Israel se lo soliciten. Veamos que aunque El ha resuelto llevar a cabo ciertas cosas, no las realizará inmediatamente. Esperará hasta que los hombres muestren su acuerdo antes de que El obre. Cada vez que Dios obra, nunca procede inmediatamente sólo por el hecho de que eso es su voluntad; no, esperará, si es necesario, para que su pueblo exprese su acuerdo en oración antes de que El obre. Ciertamente que esto es un fenómeno sorprendente.
Tengamos siempre presente esta verdad: que todas las obras espirituales son decididas por Dios y deseadas por sus hijos. Todas son comenzadas por Dios y aprobadas por sus hijos. Este es un gran principio en las obras espirituales. «Aún seré solicitado por la casa de Israel», dice el Señor. La obra de Dios espera la petición de los hijos de Israel. Y un día los israelitas en efecto pidieron y sin tardanza Dios procedió a hacerlo para ellos.
¿Nos damos cuenta de este principio en todas las obras de Dios? Después de que Dios ha comenzado algo, se detiene en la ejecución hasta que nosotros oremos. Desde el día de la fundación de la iglesia, no hay nada que Dios haga en la tierra sin la oración de sus hijos. Desde el momento que Dios tiene sus hijos, todo lo hace de acuerdo a la oración de los suyos. Todo lo sujeta a las oraciones de ellos. No sabemos por qué obra de esta manera, pero sabemos que esto es un hecho. Dios ha querido descender a la posición de deleitarse en cumplir su voluntad a través de sus hijos.
Hay otra ilustración de esto en Isaías 62: «Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra» (v. 6,7). Dios intenta poner a Jerusalén por alabanza en la tierra. ¿Cómo va a hacerlo? Pone guardas sobre los muros para que clamen a El. ¿Cómo tienen que clamar? «No reposéis, ni le deis tregua»: tenemos que clamar a El incesantemente y no darle reposo. Hemos de seguir orando hasta que Dios realice su obra. Aunque el Señor ya ha deseado poner a Jerusalén por alabanza en la tierra, sin embargo, El pone guardas en los muros. De acuerdo a las oraciones de ellos obrará Dios. Los urge a que oren no una sola vez, sino que oren sin cesar. Sigamos orando hasta que se haga la voluntad de Dios. En otras palabras, la voluntad de Dios es gobernada por las oraciones del hombre. El Señor espera a que nosotros oremos. Entendamos claramente que por lo que se refiere al contenido de la voluntad de Dios, es Dios mismo quien lo decide; nosotros no hacemos la decisión, ni siquiera tomamos parte en ella. Sin embargo, por lo que se refiere a hacer la voluntad de Dios, eso está gobernado por*nuestra oración.
Una vez un hermano hizo la observación de que la voluntad de Dios es como un tren, mientras que nuestra oración es como la vía de ese tren. Un tren puede viajar a cualquier lugar, siempre que pueda ir sobre la vía. El tren tiene una fuerza tremenda para ir hacia el este, el oeste, el sur y el norte, pero sólo puede ir a los lugares donde la vía ya se ha puesto. Y esto es así, no porque Dios no tenga poder (Dios, como el tren, tiene poder, gran poder); pero como Dios elige ser gobernado por la oración del hombre, por lo tanto, todas las oraciones válidas (como la vía del tren) abren el camino a Dios.
Consecuentemente, si nosotros no tomamos la responsabilidad de la oración, estamos impidiendo el cumplimiento de la voluntad de Dios.
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Aguas refrescantes 17 de julio
y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Exodo 32:6.
Cuando Dios eligió a Israel para que fuese su pueblo, su plan era de constituirle en un reino de sacerdotes para El. Sin embargo, en este punto de su historia estaban dedicados a adorar a un ídolo de su propia elección y diseño. Su felicidad radicaba en que podían ver a este dios que Aarón había formado con oro fundido. El Dios a cuyo conocimiento Moisés les había llevado tenía la desventaja de ser invisible, y ahora Moisés mismo tampoco podía ser visto. Les era mucho más fácil adorar al becerro de oro que tenían delante, de una forma familiar, y a plena vista.
Tenían ahora otro dios y se ocupaban en otra adoración. Mientras Dios quería que fuesen sus sacerdotes se habían trocado en sacerdotes del becerro. La actitud de inde-pendencia tan característica del hombre siempre le hace preferir a un dios de su propia fabricación. Le agrada adorar lo que puede ver y manipular. Es mucho más difícil someterse a la autoridad de su fiel e invisible Creador.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! – Jesus is Lord – Jesus ist der Herr – Yeshua adonai – Gesù è il Signore – Jésus est Seigneur – Ιησους ειναι ο Λορδος – Иисус – Господь – يسوع هو الرب – 耶稣是主 – 主イエスは – Jesus é o Senhor – Jesus är lorden
Literatura disponible en:
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