La oración y la obra de dios (3)

LA ORACIÓN Y LA OBRA DE DIOS (3)
Cuando Dios creó al hombre, le dio una voluntad libre. Así es que en el universo existen tres voluntades diferentes, a saber: la voluntad de Dios, la voluntad de Satanás, el enemigo, y la voluntad del hombre. La gente podrá preguntarse por qué el Señor no destruye a Satanás en un momento. El Señor podría, pero no lo ha hecho. ¿Y por qué? Porque Dios quiere que el hombre coopere con El en enfrentarse a Satanás. Así resulta que Dios tiene su voluntad, Satanás la suya, y el hombre también tiene la suya. Dios busca tener la voluntad del hombre unida a la suya. Dios no destruirá a Satanás por sí mismo. Nosotros no sabemos enteramente por qué Dios ha escogido esta manera, es decir, el que Dios no actuará independientemente; Dios busca la cooperación del hombre. Y ésta es la responsabilidad de la iglesia en la tierra.
Cuando el Señor quiere hacer una cosa, primero pone su pensamiento en nosotros por medio del Espíritu Santo. Y solamente después de que nosotros hayamos convertido ese pensamiento en oración, el Señor lo pondrá por obra. Así es como se hacen las obras de Dios; Dios no hará nada de otra forma. El necesita la cooperación de nosotros los hombres. El necesita una voluntad que sea una con la suya y que esté de acuerdo con El. Si Dios hiciera las cosas sin involucrarnos a nosotros los hombres, entonces no hay en absoluto ninguna necesidad de que nosotros estemos aquí en la tierra, ni necesitamos saber cuál es la voluntad de Dios. Sin embargo, toda voluntad de Dios debe ser hecha por nosotros, puesto que El exige que nuestra voluntad sea una con la suya propia.
Por lo tanto, el primer paso al hacer nosotros la voluntad de Dios es que expresemos su voluntad en oración. La voluntad de Dios será expresada por medio de nuestra oración. Aquí podemos ver que la oración es realmente un trabajo. No hay ningún trabajo más importante que la oración, porque la oración cumple y al mismo tiempo expresa la voluntad de Dios. Por esto, toda oración que viene de nuestra propia voluntad es inútil. Las oraciones que están de acuerdo con la voluntad de Dios, se originan en Dios, se nos revelan a nosotros por el Espíritu Santo, y vuelven a Dios por medio de oraciones. Cualquier oración que está de acuerdo con la voluntad de Dios debe empezar con la voluntad de Dios; los hombres simplemente responden y transmiten esta voluntad. Todas las que comienzan con nosotros, son oraciones sin ningún valor espiritual.
Al leer la historia de la iglesia, podemos notar que todos los grandes avivamientos han venido siempre de la oración. Esto demuestra cómo la oración capacita al Señor para hacer lo que El quiere hacer. Nosotros no podemos pedirle que haga lo que no quiere hacer, aunque ciertamente podemos retrasar lo que El quiere hacer. Dios es absoluto; por lo tanto, no podemos hacerlo cambiar, ni podemos forzarlo a hacer lo que no quiere hacer, ni podemos persuadirlo para que no haga lo que El quiere hacer. Con todo, cuando somos llamados a ser canales de su voluntad, podemos sin duda bloquear la obra de Dios si no cooperamos con El.
Por esta razón, nuestra oración nunca debe ser pedir al Señor que haga lo que El no tiene el deseo d e hacer o tratar de cambiar su voluntad. Debe ser simplemente una oración según su voluntad, que por tanto lo capacita para hacer lo que El desea hacer. En el caso de que pidamos insistentemente con la esperanza de forzarlo a hacer lo que El no tiene intención de hacer, estaremos desperdiciando nuestros esfuerzos, pues nuestra oración no servirá para nada. Si Dios no quiere actuar, ¿quién podrá hacerlo actuar? Una cosa solamente podemos hacer, y esa es el orar por lo que Dios ha deseado. Entonces Dios llevará a cabo su obra porque nosotros somos uno con El.
Tomemos como ejemplo la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Cientos de años antes del día de Pentecostés, en el tiempo de Joel, Dios ya había mencionado esta venida. Pero el Espíritu Santo vino solamente después que muchos discípulos se habían reunido y habían orado. Aunque el advenimiento del Espíritu había sido determinado por Dios mucho antes, no se hizo realidad hasta que los hombres hubieron orado. El Señor es capaz de hacer muchas cosas; sin embargo, le gusta hacerlas después de que los hombres han orado. Dios espera nuestro consentimiento. Dios mismo ya quiere, pero desea que nosotros también queramos. Cuántas son las cosas que El ha decidido hacer, y sin embargo espera, porque nosotros no le hemos expresado nuestro acuerdo. Debemos darnos cuenta de que aunque no podemos forzar a Dios a hacer lo que no quiere hacer, sin embargo sí podemos pedirle que haga lo que sin duda alguna El quiere hacer. Con frecuencia perdemos bendiciones espirituales porque fallamos en expresar en la oración la voluntad de Dios.
Si surge alguien y se dedica exclusivamente a la obra de la oración, qué cosa tan excelente será. Dios está esperando a estas personas para que trabajen unidas a El y así lo capaciten para terminar su obra. Algunos cristianos podrán preguntarse por qué el Señor no salva a más pecadores, por qué no hace que los creyentes sean vencedores. Yo creo sinceramente que Dios, sin duda alguna, haría tales obras, con la sola condición de que el pueblo orase. Dios no está opuesto a llevar a cabo la obra, simplemente desea obtener primero personas que trabajen junto a El. Siempre que estas personas comienzan a trabajar con El, Dios inmediatamente actúa. En todas las obras espirituales, el Señor está esperando siempre una expresión del deseo de sus hijos. El que la obra se haga o no se haga depende de cómo sus hijos oren. Por lo tanto, nosotros debemos declarar nuestra cooperación con El. Dios está esperando para bendecirnos. La cuestión ahora es: «¿Oraremos nosotros?
Los que no conocen a Dios podrán replicar de esta forma: Si Dios quiere hacer algo, ¿por qué no lo hace? ¿Por qué ha de desear que los hombres oren? ¿No lo sabe Dios todo? La mucha oración, ¿no llegará a molestar a Dios? Tengamos presente, sin embargo, que nosotros los humanos somos seres con una voluntad libre. Así como el Señor no puede negar su propia voluntad, tampoco forzará la nuestra. Dios nos esperará si nosotros no oramos según su voluntad. Con todo, ¿no desea Dios que su voluntad se haga en la tierra como se hace en el cielo? Entonces, ¿por qué no sigue Dios adelante y la realiza? ¿Por qué pide el Señor a sus discípulos que oren: «Padre nuestro que estás en el cielo. . .que se haga tu voluntad, como en el cielo, así en la tierra?» Si Dios quiere que su reino venga, ¿por qué no viene de manera automática? ¿Por qué tienen los discípulos que orar: «Que venga tu reino?» ¿Por qué, si Dios sin duda desea que su nombre sea santificado por todos los hombres, no hace El mismo que sea santificado en vez de requerir que los discípulos oren: «Santificado sea tu nombre?» Todo esto no tiene más razón de ser que el hecho de que Dios no desea hacer nada independientemente, porque Dios elige que los hombres cooperen con El. Dios tiene el poder, pero necesita que nuestras oraciones pongan la vía para que corra el tren de su voluntad. Cuantas más vías pongamos, más abundantes serán las obras de Dios. Por lo tanto, nuestras oraciones deben servir el propósito de poner una inmensa red de vías espirituales. Y cuantas más, mejor.
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Aguas refrescantes 18 de julio
A los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, {l éstos también glorificó. Romanos 8:30.
De acuerdo a esta Escritura, todos los que han sido llamados y justificados ya han sido glorificados. La meta se ha logrado. La Iglesia ya ha llegado a .la gloria. La realidad final siempre está delante de Dios. El ve a la Iglesia completamente pura y perfecta.
El crecimiento espiritual no consiste tanto en esfor¬zamos hacia una meta distante y abstracta, como en ver el propósito final de Dios en el cielo, y vivir en el poder de esa realidad. El progreso espiritual viene por descubrir lo que realmente somos y no por tratar de ser lo que anhelamos llegar a ser. Al avanzar sobre la base de los eternos hechos de Dios, veremos, aquí y ahora, la mani¬festación progresiva de tales hechos en la vida del cristiano.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! – Jesus is Lord – Jesus ist der Herr – Yeshua adonai – Gesù è il Signore – Jésus est Seigneur – Ιησους ειναι ο Λορδος – Иисус – Господь – يسوع هو الرب – 耶稣是主 – 主イエスは – Jesus é o Senhor – Jesus är lorden
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