LA PESCA MILAGROSA (Devocional)

(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

Las dificultades en nuestra vida pueden producir desánimo, y son nuestras palabras las que  expresan la condición del corazón. Pedro había crecido a orillas del Lago de Genesaret (llamado también mar de galilea), aprendió el oficio de pescador y conocía muy bien el lago. Notemos que estaban pescando de noche ¿por qué? Porque de noche los peces se acercan a la superficie, pero en esa mañana, después de pescar toda la noche no tenían nada… 

LA PESCA MILAGROSA (Devocional No. 063)

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”, Lucas 5:4-6.
Creo que Pedro, como cualquiera de nosotros pudo haber pensaba muchas cosas, por ej: “Él es carpintero, yo soy el pescador”, “Yo sé a qué horas es la pesca”, “Estamos cansados para intentarlo de nuevo”. Pedro está pasando por un tiempo desfavorable. Ha sido una noche de trabajo difícil, sin resultados, está cansado, no lleva nada para su familia… pero esa mañana Jesús llega justo al lugar dónde están las barcas, estaban los pescadores lavando las redes, y entra a la barca de Simón (no era una coincidencia), y desde allí enseñaba a la multitud, pero Pedro estaba desanimado, cansado y sin resultados… Como a veces nos sucede.
Sin embargo en medio de la adversidad, el señor Jesús nos hace mirar hacia el futuro, y usa su palabra para activar en nosotros la fe (Pedro dice: “…más en tu palabra echaré la red”). La fe es la certeza de lo que se espera (futuro) y la convicción de lo que no se ve (presente), la fe nos lleva a vivir de manera diferente en nuestro presente y a mirar nuestro futuro con esperanza.
Jesús ha estado enseñando, y uno de los oyentes era Pedro (quizá el que estaba más cerca en la barca con Jesús), al terminar la enseñanza, Jesús le dijo: “boga mar adentro”, parafraseando: “no te quedes aquí, vamos nuevamente…”. ¿Cuál era la diferencia, si de allá venían? Era la misma barca, el mismo lago, las mismas redes, los mismos pescadores, la diferencia era que ahora Jesús estaba con ellos en la barca. Algunas veces Dios permite que nuestras capacidades fracasen, para mostrar su poder (“encerraron gran cantidad de peces”). Pedro era pescador, tenía la experiencia, las capacidades, el talento, pero el único Todopoderoso es Dios, de él es toda la gloria.
Jesús transforma y restaura los sueños. El poder de Dios impacta el corazón de  pedro, produciendo un cambio profundo. La Biblia nos dice: Cuando terminó… dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes… Respondiendo Simón, dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red… y encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”, Lc. 5:8-10a. Ante éste milagro, Pedro cae de rodillas ante el Señor, reconociendo su condición de pecador (el poder de Dios nos redarguye, la manifestación de Su presencia nos lleva a reconocer nuestra condición y necesidad).
(Devocionales, sermones y estudios bíblicos en:  http://estudiosysermones.blogspot.com/
El Señor Jesús transforma nuestra visión de vida, Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”, Lc. 5:10b-11. Pedro era uno de los pescadores del mar de Galilea, dedicado a su oficio, seguramente su padre fue un pescador toda la vida y Pedro tenía la misma visión. Pero un día llegó Jesús y la vida de Pedro fue radicalmente transformada y recibe de Jesús el diseño de Dios para su vida, y le dice en otras palabras: “Pedro hasta aquí ha llegado este periodo de tu vida, éste ciclo se ha cerrado y comienzas uno nuevo, un nuevo tiempo, desde ahora serás pescador de hombres” y recibe la más grande profesión, el más grande oficio, el mismo de Jesús…
Pedro pasa de las redes a la predicación, de los peces a los hombres, de lo poco a las multitudes, del conocimiento teológico a la revelación del Espíritu, del anonimato a ser el líder del avivamiento en Jerusalén (pentecostés); llegó a ser un poderoso apóstol en las manos del Señor, “del vulgo y sin letras” a ser el escritor de dos epístolas de la Biblia: 1ª y 2ª de Pedro. Es lo que Dios puede hacer, cuando el corazón humano se dispone en sus manos.
Reflexión final: Es necesario acercarnos a Dios con sencillez y confianza, con el deseo de ser guiados por él. Eso significa que nuestro corazón debe tener una actitud enseñable y dejarse ministrar por el poder de Dios, que nos convence y redarguye, que nos transforma en la medida que lo dejamos actuar.
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