La sal de la tierra

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” Mateo 5: 13

1.- Antiguamente la sal era usada como elemento preservante

Jesús empezó su ministerio en Capernaum, ciudad marítima que estaba muy identificada con la sal, pues sus pescadores la usaban para mantener fresco y fuera de descomposición los pescados. E incluso en estos tiempos hay pescadores que ponen sal a las carnadas que les sobran para evitar su descomposición.

Jesús nos llama a ser sal, a ser personas que podamos influir para bien en las otras personas, en la sociedad. Debemos ser preservantes evitando la corrupción del mundo, para eso demos influir con nuestras conversaciones, con nuestra cordura, con nuestra humildad, con nuestra disposición a ayudar y ser de bendición para otros.

La sal, que da sabor agradable a los alimentos, es el símbolo de los hijos de Dios, cuya vida y testimonio deben ser llenos de sabor y atractivo. Todas las ofrendas de Levítico, imágenes de la ofrenda de Cristo, debían ser presentadas con sal, que era señal del pacto con Dios (Lev. 2:13). El perfume sagrado que era quemado sobre el altar de oro debía ser salado (Ex. 30:35). El Señor Jesús dijo a los creyentes que ellos, a su vez, eran la sal de la tierra; deben tener sal en sí mismos (Mar. 9:50); su palabra debe estar siempre sazonada con sal (Col. 4:6). En efecto, no hay nada más grave, insípido, incluso mortífero, que los cristianos sin influencia, las vidas sin relieve, las palabras vacías de sentido: son cosas totalmente inútiles. Se han hecho otras aplicaciones a este símbolo: así como la sal detiene la corrupción, los creyentes son un freno a la corrupción del mundo; si la sal provoca la sed, los cristianos auténticos deberíamos provocar sed de Dios en los que tenemos a nuestro alrededor.

2.- La sal pone sabor, es decir sazona.

¿Sugiere el Señor un mundo desabrido? ¿Sugiere el Señor que la vida del hombre sin Dios, es una vida sin sazón, una vida triste, sin esperanza, sin horizontes definidos? ¡Si! Lo que sugiere el Señor es que la vida sin Dios es un camino equivocado, extraviado. El Señor sabía que este mundo se desazonaría hasta los extremos que hoy podemos contemplar. Es así, como una gran obra de teatro podemos ver al ser humano que toda su historia es anormalidad y confusión: Guerras, terrorismo, delincuencia, crímenes, inmoralidad, soberbia, orgullo, vanidad, revanchismo, rencores, chismes y calumnias, etc. Todo está maleado a nuestro alrededor a tal punto que a nosotros mismo nos cuesta sustraernos de todo esto.

3.- Sal desvanecida.

Lo que el Señor agregó a las palabras “Vosotros sois la sal de la tierra”, son conmovedoras, profundas y nos deberían hacer temblar; “y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada?”

Es importante considerar que a pesar de todas las cualidades que tiene la sal, esta puede sufrir descomposición, ¿Por qué’ Debido a su poco uso, se pone dura y se oxida, cuando esto pasa no sirve para nada y hay que botarla, desecharla. Si la sal pierde su prioridad básica, su esencia misma como es la de sazonar y preservar, no hay forma de restaurarla a su condición original y natural.

“Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres”.

Filed under: General


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.