Los Mandamientos de Dios



Lectura del día:        Deut. 23:1 – 26:19
Verso Central   Deuteronomio 26:17
Hoy has declarado que el Señor es tu Dios y que andarás en sus caminos,  que prestarás oído a su voz y que cumplirás sus preceptos, mandamientos y normas. (NVI)
La obediencia a los mandamientos de Dios produce una gran bendición. Los mandamientos que Dios instituyo tienen el propósito de guardarnos del mal, que practiquemos la justicia, que reflejemos el carácter de Dios, y dan orden a nuestras vidas. Al guardar sus mandamientos estamos haciendo nuestras estas bendiciones. Es importante recordar que los mandamientos o leyes que regían a los Israelitas fueron dados en un tiempo, y cultura muy distinta a la nuestra, y así que debemos de “extraer” los principios que Dios implicaba en sus mandamientos y usar esos principios para nuestras vidas. Ahora al comparar los mandamientos que Dios le dio a su pueblo con las demás leyes y mandamientos que se practicaban en las naciones de aquellos días, las leyes que regían al pueblo judío fueron “revolucionarios” para sus días. Eran mandamientos en los que se instaba a ser compasivos con el pobre, y el necesitado. Por ejemplo, le daba ciertos derechos a las mujeres, esclavos, y los extranjeros, que no se conocían en ese tiempo, y que son la base para muchas de nuestras leyes modernas. Cuando estudiamos los mandamientos de Dios debemos hacer una distinción de tres categorías. Había mandamientos que eran de carácter civil, por ejemplo, «Si dos hermanos viven en el mismo hogar,  y uno muere sin dejar hijos,  su viuda no se casará fuera de la familia. El hermano del esposo la tomará y se casará con ella, para cumplir con su deber de cuñado. El primer hijo que ella tenga llevará el nombre del hermano muerto, para que su nombre no desaparezca de Israel. (Deut. 25:5-6 NVI) Estos fueron mandamientos que se aplican exclusivamente para aquellos días. Este tipo de leyes tenían su vigencia en la cultura y costumbres de aquel tiempo. También había mandamientos que tenían un carácter religioso. Por ejemplo, tomarás de las primicias de todo lo que produzca la tierra que el Señor tu Dios te da,  y las pondrás en una canasta. Luego irás al lugar donde el Señor tú Dios haya decidido habitar, y le dirás al sacerdote que esté oficiando: Hoy declaro,  ante el Señor tu Dios,  que he entrado en la tierra que él nos dio, tal como se lo juró a nuestros antepasados. (Deut. 26:2-3 NVI) tanto los mandamientos de carácter religioso, como los mandamientos civiles, eran mayormente para los judíos, aunque el sentido moral o el “espíritu” de estos mandamientos todavía se aplica en nuestros días. Pero había mandamientos que tenían un sentir claramente moral, y universal, y esos mandamientos todavía están vigentes en nuestros días, «Si le haces una promesa al Señor tu Dios, no tardes en cumplirla,  porque sin duda él demandará que se la cumplas; si no se la cumples, habrás cometido pecado. (Deut. 3:21 NVI) Los mandamientos de Dios le dan dirección a nuestras vidas, y al obedecerlos cosecharemos el fruto de la bendición de Dios. La mayoría de las bendiciones de Dios, estaban condicionadas a la obediencia a sus mandamientosHoy has declarado que el Señor es tu Dios y que andarás en sus caminos, que prestarás oído a su voz y que cumplirás sus preceptos, mandamientos y normas. Por su parte, hoy mismo el Señor ha declarado que tú eres su pueblo, su posesión preciosa, tal como lo prometió.  Obedece, pues, todos sus mandamientos. El Señor ha declarado que te pondrá por encima de todas las naciones que ha formado, para que seas alabado y recibas fama y honra. Serás una nación consagrada al Señor tu Dios.» (Deut. 26:17-19 NVI) La obediencia a los mandamientos de Dios produce en nuestras vidas bendición, porque al obedecerlos, estamos buscando la justicia, nos apartamos del mal, y seguimos los caminos de Dios. Por esta razón es importante que conozcamos la palabra de Dios, para poder hacer nuestra toda la riqueza de bendiciones que la misma contiene. Mucha gente por ignorar la palabra de Dios vive vidas que están limitadas, y llenas de problemas, aun cuando son hijos de Dios. Por otro lado cuando conocemos y vivimos de acuerdo a sus mandamientos, estaremos haciendo nuestras las promesas que sus mandamientos contienen. ¡Señor ayudamos a amar tus mandamientos y danos la gracia para guardarlos!
Oración:                                                                                                                             
  • Pedir al Señor sabiduría para entender sus mandamientos, y su gracia para ponerlos por obra.
  • Consagrar nuestras vidas a obedecer fielmente su palabra.


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