Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y
les comunicó sus tres últimos deseos:
1 – Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios
médicos de la época.
2 – Que los tesoros que había conquistado (plata, oro y piedras preciosas),
fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3 – Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a
la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos,
le preguntó a Alejandro: ¿Cuáles eran sus razones?
Alejandro le explicó:
1 – Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar
que ellos NO tienen, ante la muerte el poder de curar.
2 – Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan
ver
que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 – Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas
puedan ver
que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.
EL TIEMPO es el regalo más preciado que tenemos porque es LIMITADO.
Podemos producir más dinero, pero NO más tiempo.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción
de nuestra vida que NUNCA podremos recuperar.
Nuestro tiempo es nuestra vida.
El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo…
Deja una respuesta