LUCAS ESTUDIO 17. NO IMPORTA

—¿Acaso no eran diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?

En el capítulo 17 del evangelio de Lucas diez leprosos son curados de su enfermedad y únicamente uno de ellos vuelve para darle las gracias al Señor y, encima, ese que retorna ni siquiera era judío, era un samaritano, un pagano a los ojos de la comunidad judía.

Estoy seguro que antes de que se produjera el episodio Jesús ya conocía el corazón de aquellos hombres y cuál iba a ser la respuesta de ellos con relación al hecho de ser curados. Sin embargo, a pesar de todo, decidió sanar a los diez a pesar del corazón desagradecido que tenían.

Esto me enseña que la práctica del bien, el ser un agente de restauración en un mundo roto, no está ni debe estar ligada a los resultados que obtengamos o esperemos obtener de nuestras acciones. No hacemos el bien porque esperamos un retorno a cambio, sino incluso cuando no hay ningún retorno en absoluto.

Hacemos el bien porque al hacerlo imitamos a nuestro Padre que, tal y como enseña la Escritura, lo hace con justos e injustos y lo hace de manera intencional, voluntario e indiscriminada. Para los seguidores de Jesús la práctica del bien no es una cuestión estratégica para conseguir algo más, es el simple y puro reflejo del carácter del Padre a quien honramos y el Maestro a quien seguimos porque, cuando hacemos el bien, es cuando más nos parecemos a Dios.

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