LUCAS ESTUDIO 6: BARRERAS RELIGIOSAS A LA PRÁCTICA DEL BIEN

Entonces Jesús les dijo: “Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?”

El apóstol Pablo escribiendo a los seguidores de Jesús que vivían en Efeso les indica que hemos sido salvados para practicar el bien. Del mismo modo escribiendo a su discípulo Tito le indica que Jesús se entregó Él mismo para crear un pueblo celoso y apasionado por la práctica del bien.

Pero seamos realistas, la práctica del bien no siempre es fácil. Tal vez incluso es adecuado decir que para poder practicar el bien debemos de superar muchos obstáculos. 

Primero están los personales. Nuestro propio egoísmo, la pereza, el desinterés por los otros y sus necesidades, el miedo a involucrarnos, la impotencia, el riesgo. Creo que la lista sería infinita y en diferentes situaciones todos nosotros hemos experimentado uno u otro.

Pero me ha llamado poderosamente la atención lo que menciona Jesús en este versículo del capítulo seis de Lucas y que he reproducido al comienzo de esta entrada, se trata de las barreras religiosas que nos pueden impedir practicar el bien.

Para los fariseos y doctores de la Ley era más importante la observancia religiosa, las costumbres, las reglas, las tradiciones y los rituales que las necesidades de los seres humanos. Si había conflicto, privaban las primeras en detrimento de las segundas. 

Creo que las barreras religiosas a la práctica del bien son las más peligrosas ya que nos dan una justificación moral para no hacer el bien, nos dejan el corazón tranquilo y, desgraciadamente, hasta nos hacen sentir moralmente superiores a los que simplemente practican el bien.

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