Martín Lutero. (2-2)

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree… en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.Romanos 1:16-17.

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Leyendo la Biblia Martín Lutero descubrió, con espanto, la grandeza de Dios, su absoluta santidad y la incapacidad de todo hombre para satisfacer las exigencias de la justicia divina, justicia que Lutero sólo concebía como un juicio necesario en contra del hombre pecador. Lutero escribió: «Por último Dios se compadeció de mí. Empezaba a comprender (leyendo el versículo de hoy) que “la justicia de Dios” significa: la justicia que Dios da y por la cual el justo (el que la recibe) vive por la fe. De repente sentí que renacía y tuve la impresión de entrar por unas puertas abiertas de par en par que daban al mismísimo paraíso…». Esta justicia que recibimos gratuitamente y de la que Dios nos reviste, Jesús la adquirió para nosotros en la cruz del Calvario, en donde llevó el juicio por nuestros pecados como nuestro sustituto.

Lutero también comprendió que siendo justificado, y por lo tanto salvo, las obras son una consecuencia de la salvación, y no un medio para apropiársela. Lutero fue quien volvió a descubrir en el siglo 16 el sentido de la justicia divina, así como el carácter gratuito de la salvación por la fe, bases del verdadero cristianismo.

Encontró estas importantes verdades en la misma Biblia, la Palabra de Dios. Defensor de la autoridad soberana de la Santa Escritura, Lutero proclamaría: «Sólo la Escritura».


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