Mis sinceros deseos para ti, racista

Les comparto esto que escribió mi esposa Aixa de López. Suscríbase a su blog Corazón a papel y reciba sus publicaciones en su correo electrónico. También puede seguirla en Facebook o en Twitter.

Y esta, va dedicada a todos los que de alguna u otra manera se consideran superiores a alguien más. Y dice…

Doy gracias a Dios porque solamente Él puede ver lo que piensas cuando me saludas y sonríes.

Le pido a Él, que la gente que te sirve a diario y te facilita la existencia, lo conozca y conozca Su Palabra, para que estén seguros del valor real que el cielo les otorga, aunque a ti te parezca demencia.

Que el día que tu hijo se enamore, pase una de dos: que ella sea casi identica a ti, para que tus nietos no tengan el problema de ganarse tu favor por tener otro color. O, que ella sea tan distinta a ti, que cuando nazcan tus nietos, tu corazón te obligue a cargarlos y  veas a los ojos al amor.

Ojalá llegues a enterarte de que por tus venas corre sangre que te conecta con gente con la que jamás compartirías el pan. Que te asuste pensar que te has reído de tu propio legado y que te asuste el reto de cambiar superioridad por humildad.

Que el sueldo miserable que pagas y por el que sientes derecho de abusar, se multiplique en las manos de esos justos que sin guardar rencor llegan puntual y dan más de lo que deberían dar. Que sepan bien que es Dios y Dios nada más, su proveedor, su manantial.

Que los hijos de tus empleadas crezcan para convertirse en gente importante, a pesar de los pesares. Que el niño al que desdeñas, crezca para ser el médico brillante que sepa tratar tu terrible enfermedad. Que la niña a la cual no le ves futuro, sino cadena perpetua, llegue a ser la que tenga la firma decisiva para tu crédito aprobar.

Si osas llamarte cristiano, deseo que abras la Biblia, y que como leona esperando a su presa en la planicie, brinque a ti la historia de aquella chica, que siendo esclava y de inferior condición, le mostró a su amo, Naamán, la cura para su picazón. Que te quede claro que Dios rutinariamente escoge a “don-Nadies” para dar una lección. Que te ataque la verdad de las verdades y que no te deje en paz. Que te persiga y alcance, te haga trizas y te transforme para no volver jamás.

Que alguien te obligue a ver Vidas Cruzadas* y que aún si no lo admites públicamente, te sientas aludido. Que te incomode y te rete. Te despierte y te avergüence. Que cuando Constantine le dice a su niña querida que cada día deberá tomar una decisión y escoger si creer a los necios, sepas que habla de gente como tú que camina por la vida aplastando, denigrando, burlándose y abusando. Que te veas como la necia que eres cada vez que etiquetas con nombres despectivos a alguien a quien ni siquiera conoces.

Que en tu tiempo de vida puedas conocer de lo que el amor es capaz, y que se callen hasta tus pensamientos de que por tu piel y situación económica caminas por otra vía y que tu destino va a variar. Que no te engañe tu pila de credenciales, los aplausos vacíos y las obras de beneficencia. A Él le agrada el trato en privado, la integridad y la clemencia. Él, que ha visto tu corazón y escuchado tus risitas, Él mismo te juzgará y medirá tu justicia, y puede que te sorprenda, pero hacia los pobres, desvalidos y maltratados su balanza se inclina.

De ellos es el cielo, de esos que despreciaste. De los pobres, de los débiles, de los olvidados y de los que te aprovechaste. Con cuidado, señores racistas, que según Colosenses 4, ustedes tienen amo en el cielo, y como tal, tiene el poder de desecharlos sin siquiera dejar pista…

“Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios” Miqueas 6:8

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