Necesitaba un abrazo!

Caminaba observando las personas y al hablar muchas veces me daba cuenta que solo les llamaba la atención la gente bonita, con tez blanca, con lindo cuerpo, con buena altura…

En ese momento la vida no me sonreía demasiado, me sentía sola, mi mamá sufría de depresión a causa de la muerte de mi abuela y al intentar poner mi mejor cara, tratando de ayudarla y de mantener mi casa funcionando, escondía lo que realmente sentía; sin un amigo en quien confiar, entré en una depresión oculta; a esa que  llaman anorexia, intentando sentirme mejor con mi cuerpo y conmigo misma porque ya no aguantaba lo que sentía dentro de mi. Pensaba que era lo que me faltaba para ser mas bonita y caerle mejor a la gente o quizás para llamar la atención para que alguien me viera… acá estoy…. ayúdenme, necesito un abrazo!!! Era eso lo que me faltaba para ser feliz.

En eso iban pasando los días… Algunos notaban mi delgadez y aunque mi mamá estaba mucho mejor yo estaba cada vez mas obsesionada con el cuerpo perfecto, midiéndome los centímetros de mi cintura y pesándome todos los días.

Delante de la gente poniendo una cara sonriente para demostrar que estaba bien y que era una chica como las demás, pero al llegar a mi cuarto viendo que estaba sola lo único que pedía es que alguien me saque ese dolor que me estaba matando y destruyendo el  alma; entre la desesperación y el llanto sentía que El me estaba mirando con ojos tristes diciéndome ¿hija por que te maltratas?, ¡si yo te amo y lo único que quiero es que seas feliz! yo sabía que estaba haciendo mal, pero estaba tan atrapada en la oscuridad, que no quería escuchar lo que Dios intentaba decirme.

Al intentar hacer bien las cosas, empecé a comer un poco mas, pero después una vocecita maligna me decía “mira lo que hiciste, te estas poniendo gorda otra vez” y para compensar eso, comencé a vomitar lo que comía…ahora ya no era anorexia, sino que la culpa me hizo convertir en bulímica, pero  en el baño también estaba Él, consolándome sin juzgar lo que había hecho, me decía (“te amo y yo estoy con vos para ayudarte”) no se como, pero lo sentía, yo sabía que Él estaba ahí

En un momento me senté en el piso del baño, delante del inodoro con los ojos hinchados de tanto llorar  le dije, yo se que estás ahí pero no se como hacer para darte mis manos y entregarte este dolor, ayúdame por favor, necesito que me ayudes, ya no puedo seguir sola,  no quiero hacer mas esto, en ese momento me dijiste “Yo estoy a tu lado en todo momento y en todo lugar, camino con vos y no te voy a dejar nunca sola; te amo así porque te fabriqué así, y sos hermosa para mi, no lo dudes.

Escuchar esas palabras tan dentro de mí me hizo sentir la chica mas linda del mundo y aunque fueron difíciles los siguientes tiempos, con muchas tentaciones de volver a hacer lo mismo, ahí estaba mi papá Dios para detenerme, porque así me lo había prometido y así cumplió. Con 1.69mts y 46 kilos, llegué a estar muy delgada pero se que no llegué a mas porque ÉL ESTUVO CONMIGO Y FUE EL ÚNICO QUE SUPO, LO QUE ENTONCES ME PASABA.

Hoy les quiero decir a las chicas que estén pasando por esto que tampoco están solas y que hay un Dios todopoderoso que las puede sanar para siempre y así sentir esa libertad que solo Dios puede dar.

Melina Olivera, una Misionera Cibernetica.


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