No debemos olvidarnos de Dios ( 8ª Parte, y última )

( 8ª PARTE ), Y última.

Moisés recuerda al pueblo, que no fué él, sino DIOS, quién lo saco de la dura servidumbre a la que estaban sometidos en Egipto.
Y les exhorta a que no se olviden nunca de ése su Dios que los libertó.

Les pide que sus corazones no se enorgullezcan para olvidarse del Dios que les libertó de la dura servidumbre.
Les recuerda que aún en medio del desierto grande y espantoso , él estuvo con ellos, y como sacó aguas de donde no la había para que ellos saciaran su sed. Dios hizo brotar milagrosamente aguas del duro pedernal para que bebiesen ellos y sus ganados.
Les recuerda como Dios en ése mismo desierto les dio a comer una comida que antes jamás habían probado. Ellos mismos son testigos de que cuando la vieron por primera vez, se preguntaban unos a otros ? que es ésto ?, y por eso llamaron su nombre MANÁ, que significa precisamente ¿ que es ésto ?. Era algo que ningun ser humano había comido jamás antes. Era trigo venido de los Cielos y su sabor era parecido al hojaldre con miel . Todas las mañanas Dios lo dejaba depositado en el campo, y ellos solo tenían que salir a recogerlo para cocinarlo. Ellos mismos eran testigos de que aquella comida era algo sobrenatural . Era la comida que Dios les daba cada día para comer. Debían por tanto recordar para siempre ésto.

Debian ademas acordarse de que fué Dios quien los enriqueció al hacerlos salir de Egipto cargados de oro y plata. Sus vecinos egipcios les habian colmado de joyas y cosas preciosas con tal de que se fueran pronto de allí trás lo sucedido con los primogénitos, porque decian : salid pronto de aquí, ó seremos muertos todos nosotros. Estaban llenos de pavor a causa de lo que Dios había hecho en su tierra y con sus primogénitos.

Ellos y sus generaciones debian por tanto acordarse para siempre de éste Dios y Padre maravilloso que tan grandes cosas había hecho por ellos librándolos del poder de los egipcios, y sustentándolos con pan y agua en el desierto mientras iban de camino a la tierra que Dios prometió a sus padres; una tierra que fluye leche y miel.

Les advierte que si llegan a olvidarse del Dios y Padre que los rescató, y se dieran a servir a otros dioses que nada habían hecho por ellos ( simplemente porque no existen, ni son nada ), de cierto perecerán . Vendrán a ser entonces como las naciones que Dios destruirá delante de ellos en su camino hacia Canaán la tierra prometida.

Y ésa advertencia sigue en pie en estos postreros días, no solo para el pueblo de Israel, sinó para nosotros los que hemos creido en CRISTO.

Como dijo el apostol Pablo en Atenas: Dios es quién dá a todos vida y aliento, y todas las cosas, y todo hombre debe buscarlo , porque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, porque en CRISTO vivimos en él, nos movemos en él, y somos uno con él. CRISTO es el nexo que nos une a ése Dios maravilloso. Dios vive en Espíritu en su Hijo, y nosotros hemos sido constituidos por él como el Cuerpo de su Hijo; por lo tanto él es no solo nuestro Dios, sino también nuestro Padre Celestial; y por medio de su ESPIRITU SANTO, vive en nosotros , en el interior de nuestros corazones. no debemos por tanto olvidarnos de él, y de como él cada día nos dá vida y aliento y todas las cosas; todo lo recibimos de él, porque todo viene de su mano. No digamos nunca por lo tanto en nuestros corazones que lo que tenemos es gracias al esfuerzo de nuestras manos, porque todas las cosas proviene de él.

Acordémonos por lo tanto siempre y cada día de nuestro Padre y Dios, y no nos olvidemos de orar cada día para agradecerle todos sus beneficios para nuestras vidas.
Gracias por todo lo que nos dás cada día OH PAPÁ CELESTIAL .
Sigue cuidando de nosotros.

Con amor,
TATIS


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