Hay que sacar cosas de las cajas y acomodarlas. Poner detalles aquí y allá que le vayan dando un aspecto a “hogar”. Recuerdos mil que se apilan al ir colocando los detalles que se compraron con cariño tiempo atrás. Sonrisas que surgen al acariciar los objetos que recibimos como regalo de boda.Difícil para el cuerpo, pero satisfactorio para el corazón. Al poner libro tras libro en el estante, se amontonan los suspiros. Viejos amigos, compañeros entrañables de toda una vida. Arreglando la casa, pero eso no hace un hogar. ¿O sí? Me parece que el hogar se hace cuando uno lo comparte con los seres queridos, y de ese modo también se acumulan memorias que dejan huella. Y por hoy, es todo. Mucho qué hacer aún.
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