NUEVAS CRIATURAS…

¡Esto va a doler…!
Muchos cristianos vivimos un evangelio espurio… no apegado a la verdad. Claro, no es culpa nuestra, es culpa de quienes nos enseñaron el abc del evangelio de Jesucristo. O de nosotros los alumnos que no quisimos aprender de primera mano lo que Pablo enseña en sus cartas. Normalmente leemos los evangelios y de allí no pasamos. Luego, si alguna vez leemos las cartas paulinas lo hacemos tan de prisa que no nos detenemos en algunas partes que son vitales para nuestro crecimiento espiritual. Y entonces, aunque nos duela aceptarlo, nos quedamos enanos. Enanos espirituales. O, como se dice en Guatemala, cabezones. Llenos de letras pero vacíos de entendimiento. Porque debe usted saber mi querido lector, que no siempre tiene la culpa el pastor o el líder que le enseña la Palabra. Porque nosotros somos los responsables de sobreedificar como dice el rabino Pablo. Tenemos la obligación de leer, estudiar y escudriñar la Palabra de Dios. ¿Ya vio que son tres niveles? Leer, estudiar y escudriñar. Cuando los fariseos cuestionaron la Divinidad de Jesús, Él no los mandó a leer, no los envió a estudiar… les dijo: Escudriñen las Escrituras… Y eso es lo que nos toca a nosotros en forma personal. Por eso fue que Pablo alabó a los bereanos. Ellos, después que Pablo les enseñaba algo sobre la Biblia (Toráh para ellos), ellos se ponían a escudriñar las Escrituras para ver si era cierto lo que Pablo les había predicado. Un chismoso creyendo quedar bien con el apóstol le pasó el cuento y lo que provocó fue que el maestro le dijera… ¡Qué bueno, así debieran ser todos! Bueno… ¿a qué viene todo esto? Pues que sencillamente no hemos entendido que estar en Cristo, o sea ser cristiano no se trata solo de cantar, aplaudir y asistir a la Iglesia (cuando no hay partido de fut bol). Hemos creído que vamos a ser cambiados a otra criatura cuando hacemos toda la parafernalia evangélica. No importa como seamos en privado. En el trabajo. En la calle. Con los amigos. Como voy a la iglesia todos los domingos, doy por hecho que estoy siendo aprobado por Dios… ¡Error! Y doloroso… Por eso los que nos observan no quieren saber nada del evangelio. Porque no ven cambios en nosotros. Nos siguen viendo hacer lo mismo que ellos. Escuchamos la misma música. Vemos las mismas películas. Y contamos los chistes más colorados igual que ellos. No mis amigos. No es así como vamos a impactar las vidas de los que nos rodean. Si queremos ser realmente ejemplos vivos, si queremos mostrar el Carácter de Jesús, debemos empezar por el principio: Estar en Cristo. Es decir, imitarlo. Caminar, hablar, platicar, comer y vivir como Él. Eso es estar en Cristo. Aquí no tiene nada que ver la asistencia a conciertos cristianos. Aquí no tiene nada que ver que yo me sepa de memoria el Padre Nuestro. Ni el nombre de varios pastores. Ni que vea programas cristianos en la TV… Si realmente quiero ser nueva criatura, debo imitar a mi maestro. Por eso dice la Escritura: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es ; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. ¿Está usted siendo hecho nuevo? ¿Está usted modificando sus antiguos hábitos? ¿Ya no golpea a su esposa? ¿Cumple usted con sus responsabilidades en el hogar? ¿Le da gasto a su esposa? ¿Le cocina y le lava la ropa a su esposo? ¿Es cariñoso con él? ¿Atiende usted a sus hijos como debe? ¿Ya no anda de noche con sus amigotes? ¿Tiene su licencia de manejar al día? ¿Ya no se pasa los rojos de los semáforos? ¡Buenas preguntas!, ¿verdad? ¿Ya vio que ser nueva criatura no tiene nada que ver con saberse de memoria los coros de la Iglesia?
 

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