NÚMEROS PARTE I/ LA GENERACIÓN DEL DESIERTO/ CAPÍTULO 11

¿Quién nos proporcionará carne para comer? ¿Cómo nos acordamos del pescado  que comíamos gratis en Egipto, así como los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos. Más ahora nuestras gargantas están  secas, pues sólo disponemos de este maná.

El pueblo de Israel se quejó, según dice el pasaje, con insolencia ante el Señor. El diccionario define la insolencia como atrevimiento y descaro, una actitud ofensiva e insultante. El problema no radica en la queja, más bien en la actitud.

El pueblo ante la necesidad que está experimentando pierde la perspectiva, distorsiona la realidad e idealiza un pasado de esclavitud que, en estos momentos, aparece ante sus ojos como si se hubiera tratado del mismísimo paraíso terrenal. Egipto aparece como algo deseable y envidiable, no como el lugar donde por cuatrocientos años vivieron como esclavos sin libertad ni dignidad.

Creo que los seguidores de Jesús, en tanto que compartimos la misma naturaleza humana, tenemos la misma propensión que ellos tuvieron. Pienso que es fácil para nosotros idealizar una vida sin Dios cuando vemos la realidad a nuestro alrededor y la comparamos con la situación o situaciones que vivimos y experimentamos en un momento dado. 

Es el momento de pararnos y recordar de dónde venimos -una vida sin Dios- y hacia dónde vamos -que Jesús sea formado en nosotros y colaboremos con Él en la restauración de todas las cosas- porque, si seguimos añorando e idealizando una vida al margen de Dios siempre tenemos la posibilidad de volver  de donde partimos.

Creo que es importante no olvidar qué significa Egipto.

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