NÚMEROS PARTE II/ LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA/ CAPÍTULO 27

Transmítele tu autoridad, para que toda la comunidad israelita le obedezca.

Cada época histórica requiere un tipo diferente de líderes. Los tiempos de crisis y tensión exigen un tipo de liderazgo muy diferente de los tiempos de bonanza y seguridad. No necesariamente más fácil, simplemente diferente. Eso hace que aquel líder que sirvió con gran efectividad y éxito durante una época dura y difícil haya llegado a su techo y no sirva para liderar en tiempo de calma y paz. Estos requieren unas cualidades, herramientas y características diferentes. 

Moisés fue el líder que sacó al pueblo de Egipto y lo guió durante la purísima transición por el desierto, sin embargo, no era el dirigente que podía introducir a Israel en la tierra prometida. La nueva situación exigía un tipo diferente de líder. Sabemos que Moisés nunca tuvo apego a la poltrona (al cargo) y, consecuentemente, aceptó de buen grado el tiempo del relevo que el Señor le marcó.

Desgraciadamente no siempre sucede así entre nosotros. Hay líderes que nunca preparan la generación que debe sustituirles, que hacen que todo dependa de ellos, que no potencian a otros para que crezcan en liderazgo y responsabilidad. Hay líderes a los que se nos pasa la época y creemos que seremos eternos y ya no tenemos la capacidad ni las cualidades que requiere una nueva era, una nueva realidad. 

Supongo que ligamos excesivamente nuestra personalidad, nuestro sentido de valor y dignidad como personas al liderazgo y, si este desaparece, nos quedamos vacíos, carentes de valor, desorientados, inservibles e inútiles. Tal vez por eso, simplemente por algo tan simple como eso, nos aferramos al poder pues desprovistos de él no somos nada.

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