Orando y Caminando en la Sabiduría de lo Alto

Las sagradas escrituras dice lo siguiente:

Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura

Después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia

y de buenos frutos, Sin incertidumbre ni hipocresía.

Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

(Stg 3:17 -18)

Los sabios judíos siempre estuvieron de acuerdo en que la verdadera sabiduría venía de Arriba. No era un logro humano, sino un don de Dios.

» El aliento del poder de Dios, y una influencia pura que fluye de la gloria del Todopoderoso»

Esta sabiduría cristiana de lo alto es la cualidad suprema y divina del alma. que le permite al creyente conocer y practicar la integridad.

Ese talento del corazón y de la mente que se necesita para vivir como Dios manda.»

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios (Stg 1:5)

Quien no pide con perseverancia este don primordial no podrá llevar su fe a feliz término, porque carece de la necesaria perspectiva.

¿Por qué pedimos tan pocas veces y con tan poca energía el don de la sabiduría, de la fe razonable?

¿Quizá porque nos importa muy poco la perfección de la fe?

¿O tal vez porque dudamos de poder conseguirla alguna vez?

¿O acaso porque dudamos de que Dios escuchará nuestra súplica?

Dios da a lo divino, no como un hombre a quien se pide ayuda. Dios no inventa pretextos ni hace salvedades, no sale nunca con un si o un pero, no piensa si el que pide es digno de ser escuchado, si su petición es digna de ser atendida, ni en qué condiciones sea mejor atenderla: da sin segundas intenciones, sin reparos, sin reservas. Precisamente porque él es Dios, el dador de todo bien.

Y COMO SE RECIBE?

A) Pida con fe:

Pero pida con fe no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Stg 1:6 )

Para que la oración reúna las debidas condiciones no sólo es menester conocer el don que se pide, sino también tener una confianza firme, apoyada en la fe. También el que pide ha de contribuir con algo decisivo para que la oración sea atendida: con su fe sin reservas en la bondad y en el amor de Dios.

La fe del cristiano es el puente por el que se llega hasta el corazón de Dios. Quien duda de la bondad de Dios, de su solicitud paterna y de su disposición a escuchar nuestras peticiones, duda también de la palabra y de la obra de Cristo, rebaja a Dios al nivel de un hombre veleidoso, indigno de confianza, y destruye este puente.

Porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Stg 1:6b)

Cualquier clase de duda destruye la eficacia de la oración confiada. Aunque la aparente solidez del orden del mundo, el trajín ruidoso y agitado del mundo y de los hombres, y el silencio, a veces incomprensible, de Dios parezcan oponerse a la eficacia de la oración confiada, el que cree sin vacilar tiene una fe que puede incluso trasladar montañas.

Cuando queremos edificar o alterar o reparar algo, se lo consultamos al técnico. Puede que haga algunas sugerencias, y muchas veces acabamos diciendo:

Bueno, pues hágalo como le parezca. Usted es el experto.

Dios es el experto en la vida, y Su dirección no nos descarriará nunca.

B) Con Mansedumbre:

Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,

Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. (Stg 1:21)

Como dice anteriormente Santiago:

El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. (Stg 1:18 )

Dios opera la salvación de los hombres con palabra de verdad. El ha decidido salvar, por medio de Jesucristo, el mundo, que estaba perdido.

Cuando oramos, debemos siempre recordar tres cosas. Debemos recordar el amor de Dios, que siempre desea sólo lo mejor para nosotros.

Debemos recordar la sabiduría de Dios, Que es el único que sabe lo que es mejor para nosotros.

Debemos recordar el poder de Dios, Que es el único que puede hacer que suceda lo que es mejor para nosotros.

El que ore con una confianza perfecta en el amor, la sabiduría y el poder de Dios encontrará la paz de Dios.

Dios les bendiga abundantemente…..


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