“…Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca”

“…Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca”( Lucas 6:45)

Hoy recibí un correo de una hermana muy querida, después de leerlo y alegrarme por sus palabras solo quedaron en mi mente estas que  escribió: …de la abundancia del corazón habla la boca. Enseguida abrí mi blog y deje que Dios terminara de hablarme lo que comenzó a través  de Tere.

Pero…cómo funciona esto? Fácil, el versículo es muy claro, de lo que tenemos en el corazón va a hablar nuestra boca, si estamos llenos de amor, pues veremos a todos con ese amor que tenemos en el corazón, seremos agradecidos, y vamos a querer que todos estén bien y sean felices como nosotros, pero… si por el contrario tenemos un corazón resentido, que no ha perdonado y que no sabe perdonar, ese contenido es el que vamos a poner en nuestra boca, y cada vez que nos expresemos, lo vamos a hacer con eso que abunda en nuestro corazón, hablaremos con resentimiento, con rencor, con odio hasta de nosotros mismos.

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca (Mt 12, 34)

La boca pronuncia lo que el corazón apunta. La auténtica ventana para ver es nuestro corazón, no nos elevamos por encima de nuestras palabras, nuestras palabras reflejan lo que tenemos en nuestro corazón y que nutre nuestras vidas, por eso, con cada palabra debemos revisar nuestro corazón ¿por qué dije esto?

Cuanto más lleno tengamos nuestro corazón de buenos deseos, de buenas intenciones, de anhelos generosos menos espacio tendremos para los egoísmos y envidias. El corazón nunca está vacío, no soporta el vacío, necesariamente está lleno de algo. Cada uno de nosotros podemos ver de qué tenemos lleno el corazón y como dice Jesucristo: de la abundancia del corazón habla la boca.

Un  corazón lleno de Dios es un corazón lleno  de gratitud, sabe que Dios le ama, y siempre encuentra bendiciones. El corazón desagradecido, desconfiado, incrédulo no ve ni el perdón, ni la bondad, ni la misericordia, no tiene donde asirse.

Sólo si en mi corazón hay fe, esperanza, confianza, amor podré esparcirla en lo que haga. Las cosas mejores y más hermosas en el mundo no pueden verse ni incluso tocarse. Deben sentirse con el corazón. Un corazón rencoroso, es como un sótano oscuro y frío, donde se acumulan trastos viejos, inservibles, que solo sirven para juntar polvo, telas de araña, polillas, en donde no provoca estar.

Cada vez que nos encontremos haciendo un mal comentario de algo o de alguien debemos revisar nuestro corazón y así poco a poco, ir limpiándolo de todo desperdicio, inservible,  que estará esperando el momento para salir por nuestra boca. Y que solo va a ocupar  un lugar  que podría  ser para un pensamiento noble.

La Palabra de Dios es vida en sí misma, cuando se guarda en el corazón… así que hoy, haz el ejercicio de revisar tu corazón, limpiarlo, comienza perdonando para que todo pensamiento de rencor salga de ahí ,te aseguro que quedara casi vacío  y luego comienza  a dejar que Dios te  lo llene, y  veras la diferencia.

PAZ Y BIEN ¡¡¡

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