Pureza Sexual … Las Trampas del “Adulterio Virtual”

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Debo comenzar aclarando a qué me refiero con el término “adulterio virtual”.  No hacerlo impedirá que este mensaje llegue a la gente que necesita leerlo.  Conocemos como “adulterio virtual” a aquellas conductas por medio de las cuales las personas casadas contactan y establecen relaciones con personas que no son su esposa o esposo, con el fin de satisfacerse sexualmente, pero sin tener contacto físico directo con tales personas.  El adulterio virtual puede ser consensual, o puede ser producto de la decisión de una sola persona.

Así, el sexo telefónico involucra a dos personas que pueden o no conocerse y que acceden a fantasear y tener conversaciones eróticas por el teléfono con el fin de masturbarse o estimularse sexualmente.  De igual manera, el sexo cibernético persigue la excitación sexual de dos o más personas (conocidas o desconocidas) por la Web, mediante audio, video o ambos medios.  Entonces están las otras vertientes del sexo cibernético y pornografía que podrían considerarse también como un “adulterio virtual” aunque envuelven el consentimiento de una sola persona, es decir, la persona que busca la pornografía.

A base de lo anterior, mucha gente piensa que el adulterio virtual es cosa del mundo moderno.  Asociamos al adulterio virtual con los avances de la tecnología que nos ha abierto la puerta al universo de la Web.  Si bien es cierto que en la actualidad hemos visto la proliferación de prácticas sexuales que violentan el vínculo matrimonial, el adulterio virtual existe desde siempre.

Muchos preguntarán: ¿realmente tenemos que llegar al extremo de llamar como “adulterio virtual” a la conducta de la persona casada que accede pornografía o tiene cibersexo en la Web?  Para el hombre que ha estado atado a este veneno, la contestación es fácil:  Sin lugar a dudas, SI.  Entre esos hombres, me encuentro yo.  Con mi misma opinión también se encuentra Jesucristo.  ¿Sabes cómo El llamó a la fantasía sexual y cómo llamaría hoy a la pornografía y al sexo por la Web?  Adulterio del corazón.  Así lo dijo en Mateo 5:27-28.

Durante años, viví los efectos anestesiantes y aprisionantes de la pornografía y el sexo en la Web. Como hombre casado, pude experimentar el peso de estas cadenas y cómo ellas convierten a un esposo en un monigote sin voluntad.  Todo comenzó con unos pocos minutos de curiosidad frente a una pantalla de mi computadora para mirar unas cuantas fotos de mujeres desnudas y escenas sexuales.  Sin embargo, la lujuria sexual creció y creció aceleradamente y sin misericordia, como un cáncer.  Con el paso del tiempo, los minutos de acceder pornografía se convirtieron en horas y luego en días.  Abandoné a mi familia. Abandoné a mi esposa, al cambiarlos por un mundo que no existe.

¿Por qué pienso que el aceder pornografía y buscar sexo en la Web constituye un adulterio virtual?  Porque este tipo de práctica me robó el diseño de Dios para una sana sexualidad.  La miles de imágenes pornográficas contaminaron mi mente y me hicieron pensar que mi relación matrimonial no tenía el valor, la diversión, la variedad, la excitación que la pornografía me proveía.  En este mundo irreal y lleno de espejismos, donde las mujeres aparentan perfección física y ausencia de todo tipo de problemas, donde las mujeres se venden como  las mejores amantes y siempre están dispuestas a compartir sexualmente con uno, las realidades de una esposa que se cansa, que se enferma, que llega drenada del trabajo o que acaba exhausta de la limpieza del hogar, no resultan tan excitantes.

Poco a poco, la pornografía te dirá que ese mundo irreal es mejor que tu realidad.  Poco a poco, me alejé del mundo real de mi matrimonio, para adentrarme en el oscuro foso de la atadura sexual.  Allí, todas las mujeres me amaban, me deseaban y me veían como yo las veía a ellas, como un objeto sexual.

No hay manera de que una mujer de carne y hueso pueda competir y ganar frente a este tipo de modelo perfecta, sin arrugas, sin estrías por el embarazo, siempre bien arreglada, glamorosa, con el cabello y maquillaje intactos.  Así, la lujuria sexual te llevará al extremo de traer a tu memoria todas esas imágenes en los momentos menos oportunos, incluyendo en los momentos de intimidad sexual con tu esposa. Muchos de nosotros, sabemos el dolor que se siente cuando viajamos a esos mundos fantasiosos con tal de lujuriar sexualmente y nos “perdemos” en nuestra propia mente, nos alejamos del amor y calor de nuestras esposas.

¿Qué nos pasó?  Nos dejamos robar de la lujuria sexual la verdadera intimidad que Dios nos regaló.  En medio de un matrimonio de dos, permitimos que las miles de mujeres se colaran por las rendijas de nuestra vida, de nuestra intimidad.  Así, llenamos nuestro corazón y nuestra mente de otras mujeres, de otras amantes de nuestros sueños más perversos.  Sí, caímos en adulterio.  Un adulterio que nos corre por dentro. Un adulterio que no requirió que tocásemos una piel ajena con tal de romper nuestro compromiso de fidelidad.  No tuvimos que estar en los brazos de otra mujer para convertirnos en adúlteros.  Ahora, nuestra hambre insaciable por un sexo desviado no nos daba tregua y nos hacía prisioneros y esclavos.  Ahora, nuestras esposas eran muy “tímidas” muy “limpias”, muy “inocentes” para tanta lujuria sexual por dentro de nosotros.

Por eso, hoy te pido con el corazón en la mano que no te dejes perder en el oscuro laberinto del adulterio virtual.  Si lo permites, allí perderás la pureza, la limpieza, la naturalidad de tu matrimonio y de tu intimidad sexual.  Mantente fiel a tu esposa en cuerpo, alma y mente.  No permitas que miles de imágenes pornográficas te nublen la mirada y te roben la imagen hermosa y amorosa de la esposa que tienes.

Sí, quizás mi esposa no compita con las fotos retocadas y mentirosas de la Web pornográfica.  Pero una imagen pornográfica nunca podrá amarme ni abrazarme como lo hace mi esposa.  Ahí está la verdadera clave… Porque mientras que el adulterio virtual te promete y solo puede cumplirte una felicidad efímera, mediante el amor conyugal podemos labrarnos un amor que dure hasta la muerte.

Escoge bien.  No vivas en el mundo irreal y fantasioso del adulterio virtual.  Sí, el mundo real tiene más retos, más dificultades, pero allí me espera mi esposa, esa que me ama con mis defectos y virtudes, como ocurre en la realidad.

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.



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