Pureza Sexual … SÉ LIBRE DE LOS SEPULCROS IMPUROS DE TU VIDA

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

“Y llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos. Y cuando Él salió de la barca, enseguida vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada entre los sepulcros… Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras. Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; y gritando a gran voz, dijo: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes. Porque Jesús le decía: Sal del hombre, espíritu inmundo”. Mar 5:1-8

El hombre atado a la lujuria sexual, vive como aquel endemoniado Gadareno que vino al encuentro de Jesús.  Esclavizados por el pecado sexual, éste nos ha llevado a recorrer un camino de muerte, rodeado de sepulcros.  Son los sepulcros que reflejan todo lo que se ha ido muriendo en nuestra vida a causa del sexo apartado de la voluntad de Dios: Nuestra fidelidad conyugal; nuestra vida en el hogar; el respeto a nuestros hijos y familiares; nuestras finanzas; nuestro amor propio, como criaturas del Altísimo; nuestra intimidad con Dios.

En medio de un solitario cementerio causado por nuestras propias decisiones, caminamos sin rumbo, gritando en nuestro aislamiento e hiriéndonos con las rocas de nuestra culpa, nuestra vergüenza y nuestra incapacidad para encontrar una salida.  Mucha distancia hay entre nuestra locura descontrolada de hoy y las mentiras de la lujuria sexual que al principio nos dijeron que siempre podríamos controlar nuestras decisiones, el cuánto y el cuándo abriríamos la puerta del sexo impuro.  La cruda realidad es que fuimos controlados y engañados por una lujuria sexual que siempre tuvo como agenda el esclavizarnos.

El enemigo había logrado su misión: Apresarnos para convertirnos en hombres muertos en vida, hombres donde el pecado se había enraizado tan adentro para hacer su oscura morada en nosotros. Ahora, el enemigo nos había dado un pasaporte de muerte y contaba los días para lograr su cometido final: No un cementerio material con sepulcros de piedra, sino un cementerio espiritual, donde la muerte fuera eterna, donde la tumba nos apartase de Dios para siempre.

Después de tantos momentos donde pensamos que el pecado sexual era fuente de placeres permanentes y amigos que nunca se irían, vivíamos la soledad de esa mentira que la lujuria sexual nos vendió. Porque la lujuria sexual siempre nos dijo que con ella, viviríamos felices y plenamente satisfechos.  Ella siempre nos dijo que su abrazo siempre estaría disponible, cuando nosotros lo quisiéramos, para darnos paz y calmar nuestra ansiedad.  Ella siempre nos dijo que a su lado, nunca sentiríamos dolor.  Ella nos dijo que nunca causaría daño a nuestras familias y seres queridos.

Ahora, sólo quedan los sepulcros, las tumbas de todas esas mentiras que creímos y que ahora nos rodean para recordarnos cuán necios fuimos, cuán hondo caímos en esta trampa que la lujuria sexual nos tendió.  Y aunque vivíamos, la verdad es que moríamos lentamente, como aquel hombre de Gadara, que cada día se parecía más a los muertos inmundos, enterrados y olvidados que le hacían compañía en su soledad.

Pero no todo está perdido. Porque aunque vivimos apresados, aunque nuestra vista está nublada, siempre habrá una luz que pueda traspasar la ceguera más profunda.  Siempre hay un rayo que tiene el poder de abrir la pupila más cerrada, para bañar de luz y revivir a ese ojo que estaba muerto en las tinieblas.  Así pasó con aquel endemoniado Gadareno.  Así puede pasar contigo.  Así pasó conmigo aquel día en que mi mirada se cruzó con Jesucristo.  Y cuando le vi, corrí y corrí a su encuentro.

¿Sabes por qué corrí?  Porque mi necesidad desesperada por tener al Salvador en mi vida hecha pedazos me hicieron alejarme de todas aquellas tumbas de pecado.  Porque para encontrarme con Jesús, tendré que salir del cementerio; tendré que dejar atrás todo mi pasado de muerte para encontrarme con la Vida.  Haz tú lo mismo.  No pierdas más tiempo entre los sepulcros.  Corre hacia Él y póstrate ante Su presencia. ¿Sabes? Él quiere venir a tu vida y hacer una morada de pureza en ti.

Y si tú aceptas vivir siendo morada de pureza para el Hijo de Dios, no hay espíritu de impureza que pueda atormentarte.  Porque el Espíritu de Dios estará dentro de ti. Y si Él está contigo, la impureza tiene que huir despavorida.  ¡Ven corriendo!  No importa que huelas a sepulcro. Él es especialista en sepulcros malolientes y hombres putrefactos que de allí salieron amortajados para vivir un vida pura…

Ahora, no hay piedra de inmundicia que te pueda herir, porque estarás firmemente sentado sobre la Roca de la Vida: La Roca inamovible que es Jesucristo.  Hoy, Él quiere darte un regalo único y precioso que te sacará de los sepulcros para siempre. ¡Hoy, Él quiere regalarte una vida nueva!  Ven corriendo. Escucha su invitación: Los sepulcros inmundos de la impureza sexual dejarán de ser tu morada.  ¡Sé libre hoy de tus sepulcros!  ¡Esa es mi oración para ti hoy!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!

PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


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