Pureza Sexual … SOBRE PIEDRAS, SERPIENTES Y ESCORPIONES DEL PECADO SEXUAL.

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo; ¿acaso le dará un escorpión? Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Lucas 11:9-13

Muchos de nosotros hemos vivido una vida de esclavitud sexual que nos robó parte del tiempo para ser padres, hijos, hermanos, esposos y hombres de Dios.  Aunque Cristo nos asegura con su Palabra que “todo el que pide, recibe y el que busca, halla y al que llama, se le abrirá”, el pecado sexual ató nuestras manos para pedir, vendó nuestros ojos para buscar y enmudeció nuestra boca para llamar.

Y leyendo el ejemplo de Jesús sobre las dádivas de los “padres malos” a sus hijos, podemos reflexionar sobre lo que la lujuria sexual hizo con nuestros hijos y, peor, lo que amenaza hacer con ellos, si no arrancamos de raíz esta cizaña.   Porque la lujuria sexual no es un asunto aislado que sólo impacta a un hombre que accede pornografía desde su PC en un cuarto oscuro, o que sale de su casa para visitar un negocio de sexo por paga, o para verse con una mujer y consumar un adulterio.

Así, la lujuria sexual se ha convertido en una atadura de familia, porque todo el hogar se ve engañado, lesionado y traicionado por el hombre que consume sexo compulsivamente y a espaldas de Dios.  Y al seguir reflexionando sobre aquellas palabras de Jesús, pudimos ver que si no la detenemos, la lujuria sexual nos llevará a dar a nuestros hijos una piedra en lugar de pan, una serpiente en lugar de pescado, un escorpión en lugar de un huevo. Entonces, trascenderemos lo malo, para llegar a lo peor.

¿Puedes ver cuál es la agenda oculta de esta lujuria sexual tan opresora?  No pienses que ella quiere deternerse contigo.  Ella quiere que esta maldición sea traspasada de tu propia mano a la mano de tus hijos.  Sí, la lujuria sexual buscará cómo esclavizar tu generación, la generación de tus hijos y la de los hijos de tus hijos. ¿No es así cómo ya lo hizo con generaciones pasadas de donde recibimos la piedra, la serpiente y el escorpión de esta atadura?

  • Con la piedra, el pecado sexual pretenderá lastrarte y lastrar a tus hijos al piso, no permitiendo que puedan progresar en el camino de santidad que Dios les ha diseñado.
  • Con la serpiente, pretenderá mantenerte y mantener a tus hijos seducidos y engañados para que minimizen el gran peligro que se cierne sobre ellos y tu familia.
  • Con el escorpión, pretenderá envenenarte a ti y a tus hijos, para que este veneno vaya matando su vida espiritual y su relación con Dios.

En fin, la lujuria sexual buscará como crear que padres e hijos sean esclavizados con la misma cadena.  ¿Sabes por qué?  Porque el enemigo de las almas detesta las relaciones de padres e hijos hechas en el cielo y envueltas en lazos de amor y pureza.  Recuerda que por el amor de un Padre por sus hijos, el Unigénito de Dios se hizo hombre para redimir a la humanidad.

Todo lo que pueda manchar esa relación de padre e hijo, es lo que el enemigo intentará hacer, para dañar tu destino y el destino de tus hijos en Dios. Ahora, levántate y recuerda que tienes ante ti un reto generacional:  O te conviertes en canal de bendición y pureza para tus hijos, o te conviertes en instrumento de impureza, en dador de piedras, serpientes y escorpiones para que se destruya el llamado de pureza que salió del corazón de Dios para tus hijos.

Escoge bien, porque habrás de afirmar, o hacer tropezar los pasos de pureza de tus hijos camino a su destino eterno.  No te conviertas en un modelo de pecado, en un espejo de impureza sexual, donde tus hijos puedan verse reflejados. Porque si así lo haces, habrás sido verdugo de tu pureza y de la pureza de tus pequeños.

Apunta más alto; apunta hacia la buena dádiva de tu Padre que está en los cielos.  Porque El anhela que tu pureza sea una antorcha incandecente pasada de tu mano a la mano de tus hijos.  El anhela que bendigas a tus hijos con un tesoro extraordinario, cuando les dejes el testimonio de un hombre que supo luchar y vencer a la lujuria sexual con el poder de Dios.

Así, tus hijos apreciarán y emularán la historia de un padre que se atrevió a ser un Hombre de Valor, un Hombre de Verdad.  ¡Bien vale la pena tal sacrificio para cambiar el destino de generaciones!  ¡Esa es mi oración para ti hoy!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!

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