Pureza Sexual … ANTE EL ATAQUE DE UN TSUNAMI

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

La palabra japonesa “Tsunami” es una compuesta de dos palabras.  ”Tsu”, que significa puerto y “nami” que significa ola.  Desde tiempos inmemoriales, el tsunami ha sido uno fenómeno de la naturaleza que ha causado tragedia y desolación al rededor de nuestro planeta.  Recientemente, hemos visto cómo Japón ha sido azotado por uno de estos fenómenos, arrasando con todo a su paso.  Hoy, quisiera que vieras conmigo cómo el tsunami tiene grandes similitudes con el azote de la lujuria sexual en nuestra vida.  ¡Acompáñame!

En primer lugar, el tsunami es producto de un fuerte desplazamiento del suelo del planeta, en muchas ocasiones donde se unen las llamadas placas terrestres, que son como piezas de un rompecabezas que componen la superficie de la Tierra, incluyendo la superficie debajo del mar.  Cuando estas placas se mueven abruptamente, por ejemplo durante un terremoto originado en el fondo del mar, el agua se desplaza y crea una honda que va tomando fuerza y velocidad a medida que se desplaza.  Me preguntarás, ¿qué tiene que ver esto con la lujuria sexual?  Te responderé que mucho.  Al igual que el tsunami, la lujuria sexual tiene su origen en la profundidad de nuestro ser, en el corazón del hombre.  El hombre atado a la lujuria sexual, es un hombre atado a una esclavitud en lo profundo de su corazón.

Cuando el tsunami se forma, nadie puede detectarlo, porque ocurre debajo del mar, allá donde nadie puede ver.  Así ocurre con el ataque de la lujuria sexual, que comienza y crece de manera invisible, sin poder ser detectado.  Al igual que el tsunami, la lujurias sexual viene a sacudir los principios, los fundamentos más sólidos de nuestra vida; esos que nos dan un norte, una guía a nuestras conductas.

La lujuria sexual sacude nuestros principios cristianos más profundos, como la pureza, la fidelidad, la verdad, el amor, el bien.  Sin darnos cuenta, estos principios comienzan a socavarse, a debilitarse poco a poco, hasta que ceden ante la presión y tentaciones de este mundo seductor y de nuestra carne.  Entonces, de manera imperceptible, comienza el tsunami de la lujuria sexual a moverse a lo largo del océano en busca de nuestros puertos, ahí donde más daño puede causar.

¿Quieres ver cómo el tsunami de la lujuria sexual se puede mover silenciosamente entre nosotros sin que nos demos cuenta?  Basta con mencionarte una palabra: El Internet.  Los alcances destructivos de la pornografía por la Web son incuestionables.  Mediante la Web, la lujuria sexual se ha colado en nuestros hogares, en los cuartos de nuestros hijos desde una temprana edad; se ha colado en la cama conyugal mediante la inyección de pornografía, sexo cibernético, sexo telefónico y los movimientos de “swingers” que han convertido al matrimonio en un plato de entremeses en medio de una fiesta de depravación sexual, para que todo extraño tenga acceso y coma de él.  Nuestra familia se ahoga bajo la ola destructora de un tsunami que entró por nuestras casas sin avisar…

Otra característica del tsunami que es semejante a la lujuria sexual es que sus peligros no se detectan hasta que están a punto de arropar nuestras costas, nuestras vidas, con violencia.  Por esto es que el hombre atado a la lujuria sexual, es un hombre que no ve las consecuencias de sus acciones ni los peligros que se avecinan.  Por eso es que el hombre atado a la lujuria sexual ve sus roces con este enemigo como algo trivial, como un juego, como una aventura placentera que nunca le cobrará una factura.  Entonces, cuando la sobre-confianza nos adormece, sólo nos damos cuenta del ataque del tsunami cuando es demasiado tarde.  Porque como la lujuria sexual, la altura y poder de su ola sólo se verá cuando nos impacte sin misericordia.

Entonces, una vez que el tsunami nos golpea, al igual que la lujuria, su ola vendrá a querer destruir todo lo que tenemos, todo lo que somos.  Así, hemos visto a tantos hombres que, al ser golpeados por la lujuria sexual, pierden sus posesiones materiales, pero también acaban perdiendo cosas mucho más preciadas, como sus familias, su relación con Dios y su propia vida.  Aún cuando personas se percatan de que un tsunami está a punto de impactar una zona costera, no se percatan de su poder destructor y velocidad hasta que llega su golpe destructor.

Estos fenómenos pueden alcanzar velocidades de hasta 500 millas por hora y cuando el suelo marino pierde profundidad al acercarse a la costa, su cresta de agua crece de manera asombrosa.  Se han registrado tsunamis con alturas de hasta 1,700 pies.  ¿Como compara esto con la lujuria sexual?  Este enemigo sabe que su mayor poder destructor ocurrirá en el hombre que vive una vida superficial y llana.  Mientras mantengamos un relación con Dios sólida y profunda, el tsunami de la lujuria sexual no podrá levantar su ola destructora en nuestras vidas.

Pero si el tsunami de la lujuria sexual nos azota, ¿dónde están las mayores probabilidades de sobrevivir?  Te diré que huyas con rapidez; corre por tu vida sin mirar atrás.  Y en el proceso de correr, busca el lugar más alto y más alejado de la costa.

En mi vida, el tsunami de la lujuria sexual finalmente fue derrotado cuando aprendí que no podía jugar con él, que tenía que alejarme lo antes posible de todas sus seducciones.  Luego, me di cuenta que correr, huir, no era suficiente.  Tendría que subir, escalar el monte que me llevara a las alturas donde podía encontrarme con Dios y establecer una relación de dependencia extrema y continua con El.  Ahora, el tsunami podrá venir a amenazar mi puerto, pero sé que si profundizo en lo que soy como hombre de Dios y mantengo una relación sólida con El, sobreviviré.

Hoy te pido que no subestimes el tsunami de la lujuria sexual que vendrá a atacar tu costa.  No trivialices el poder destructor de este fenómeno que quiere robar y destruir todo lo que tienes y todo lo que eres.  Mientras te guste jugar en la costa, mientras no le hayas dado la importancia que tiene el tsunami, el tendrá la ventaja y llegará silenciosamente para sorprenderte.

No pienses que es poco lo que está en la balanza.  Tu futuro y la vida de los tuyos puede ser arropada por esta ola destructora sin que te des cuenta.  Decide hoy alejarte del tsunami y buscar la altura que te acercará a Dios como  nunca antes.  Sólo así vencerás al tsunami de la lujuria sexual.  ¡Oro por ti, para que así sea!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.