Pureza Sexual … HASTA QUE LA PORNO NOS SEPARE

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Nadie puede negar que el veneno de la lujuria sexual ha contaminado con perversidad implacable la fibra más íntima del matrimonio.  Y cuando hablo de matrimonio, hablo del que llega a nuestras iglesias.  ¿Cómo es que el sexo apartado del diseño de Dios está destruyendo nuestros hogares?  En la mayoría de las ocasiones, todo comienza con un esposo atado a la pornografía por Internet.  Tal vez por curiosidad, tal vez por aburrimiento, tal vez por no atreverse a hablar con su esposa sobre una necesidad sexual mayor, este hombre le abre la puerta a la lujuria sexual sin darse cuenta que tal puerta lo llevará a un abismo de soledad y muerte.

Para mí, puedo decirte que fue una mezcla de la tres anteriores.  Habiendo vivido toda una vida adulta atado a la lujuria sexual, la llegada del Internet me ofrecía una oportunidad imposible de rechazar:  Podría satisfacer mis apetitos sexuales descontrolados sin salir de mi casa, frente a la pantalla de la computadora, en la privacidad de mi hogar.  Mi mente esclavizada me hacía pensar que, tal vez, la pornografía en el Internet sería la medicina que me curaría de mis actuaciones sexuales en la calle.  El enemigo había logrado cegarme al punto de hacerme creer que podría extinguir un fuego que me estaba devorando si le echaba gasolina.  Lo que ocurrió fue que la “medicina” resultó ser peor que la enfermedad.  Mi uso de pornografía comenzó con una o dos horas diarias hasta llegar a consumir de diez a quince horas del día.

Poco a poco, el agarre asfixiante de la pornografía estaba matando todo a mi alrededor:  trabajo, familia, amistades, matrimonio.  ¿Sirvió de freno la pornografía para evitar que saliera a la calle a actuar sexualmente?  Nada que ver.  Por el contrario, la pornografía funcionaba como una catapulta que iba cargándose de presión hasta que salía disparada, lanzándome a la calle con violencia.  ¿Sabes por qué?  Porque la pornografía irá contaminando tu mente hasta que tu carne te pida que hagas realidad, que practiques “en vivo” lo que la pantalla de la computadora te enseña.  Llegará el momento en que la pantalla fría del monitor te aburra, no te produzca ese disparo de “anestesia” que la lujuria sexual te ha acostumbrado a recibir.  Entonces, la alternativa del sexo en la calle comenzará a moldearse en tu mente como una posibilidad.

En el proceso, el hombre atado a la pornografía se sigue alejando de su esposa, se sigue hundiendo en su mundo fantasioso de miles de mujeres con sonrisas seductoras, con cuerpos perfectos y escenarios utópicos, que en nada se parecen a la realidad que vivimos.  ¿Puede una mujer casada competir contra miles y miles de imágenes seductoras que sólo exhiben una mentira; mujeres que nunca se cansan por el peso de tareas domésticas, que nunca tienen problemas, que nunca se enferman?  Imposible.

Por esto es que levanto, con las experiencias que viví, una bandera de advertencia para ti:  No pretendas luchar contra la lujuria sexual inyectándole más lujuria sexual a tu vida.  No pretendas frenar la tentación del sexo en la calle con la pornografía en tu casa.  Porque la pornografía nunca te regalará un segundo de pureza.  La pornografía nunca te dirá “basta, estoy satisfecha”; la pornografía nunca se detendrá hasta destruir tu hogar, lanzándote a la calle nuevamente.  Esto me trae a otro punto:  Tampoco pretendas utilizar la pornografía para “resolver” un problema de diferencias sexuales en tu matrimonio.  Si tu necesidad de intimidad sexual es mayor a la de tu esposa, la única manera de enfrentar este problema es siendo vulnerable y hablando las cosas en tu casa.

No hagas como hice yo por tanto tiempo, que pretendí que mi esposa tuviera poderes telepáticos y pudiera leerme la mente cada vez que estaba pasando por una necesidad sexual.  Escúchame bien:  Con acostarte en la cama y mirar hacia el techo, cruzándote de brazos y suspirando fuertemente no lograrás que tu esposa te entienda que estás necesitado de tener intimidad sexual.  Ella no puede leer tus pensamientos.  Háblale. Sé sincero con ella.  Dile que la necesitas.  ¿Sabes qué causarás con tal manera de actuar?  Que por primera vez, la lujuria sexual no los dividirá ni te resentirá con tu esposa.  Así, la tentación sexual, la necesidad, llegará y los encontrará unidos en un frente común.  Habrás descubierto el secreto de convertir a tu esposa en tu mejor aliada en el ámbito de la sexualidad.

Si conviertes a tu esposa en tu mejor aliada, la lujuria sexual no podrá separarte ni alejarte de ella.  A medida que reconstruyes una nueva intimidad con tu esposa basada en una sinceridad y vulnerabilidad como nunca antes has tenido, verás que aquellas imágenes pornográficas pierden poder…  Ellas NUNCA podrán darte el amor, la lealtad, la intimidad que tu esposa puede darte…  Entonces, podrás ver que cada segundo que pasas frente a la computadora alimentando una mentira esclavizante es un segundo que pierdes para construir una verdadera intimidad con tu esposa; una intimidad que liberta, protege y alimenta.  Decídete hoy buscar en tu esposa esa fuente de verdadera y sana intimidad que Dios te regala.  Entonces le habrás cerrado la puerta a la mentira de la pornografía.

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.

Escucha todos los miércoles a las 10PM (GMT -4:00) nuestro programa radial, “Pureza Radical” por www.restauracion1580am.com  (“Radio Restauración, Tu Frecuencia Sanadora, Llegando a las Naciones”)


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