Feliz el hombre que respeta al Señor
y ama con pasión sus mandatos.
Para mí, este salmo me desafío en un doble sentido, respetar al Señor y amar con pasión sus mandamientos. Entiendo el carácter y propósito de los mismos, proteger y bendecir mi vida, sin embargo, si he de ser honesto y realista, no siempre me gustan sus preceptos y no siempre tengo una actitud positiva hacia ellos. Los mandatos del Señor se interponen en el camino cuando trato de vivir la vida como quiero y deseo. Sus mandatos cuestionan mi estilo de vida, mis actitudes, mis decisiones, mis motivaciones, mis prioridades y eso, no siempre me gusta. Cierto, hay ocasiones en que agradezco gustosamente la luz que aportan a mi cotidianeidad, pero en otras ocasiones son un desafío a mi tendencia a imponer mi voluntad y vivir sin tener en cuenta la de Dios.
Sin embargo, y en general, doy gracias a Dios por sus mandatos y cuando miro atrás retrospectivamente me doy cuenta que han hecho de mí lo que soy y, para que engañarme, me gusta como soy. A ellos se lo debo.
Dios usa sus mandamientos para modear mi vida.
Una oración
Por la evangelización de Perú.
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