Observando tu palabra.
Te busco de todo corazón:
no me desvíes de tus mandatos.
Guardo en mi corazón tu promesa
para no pecar contra ti.
¡Bendito eres, Señor!
enséñame tus normas.
Mis labios recitarán
todo lo que manda tu boca.
En el camino de tus preceptos disfruto
más que con cualquier fortuna.
Voy a meditar tus decretos
y a fijarme en tus senderos.
Me complazco en tus órdenes:
no me olvido de tus palabras.
Cada vez se vuelve más complicado y más complejo orientarse ética y moralmente en el mundo en el que me ha tocado vivir. Cada vez es más difícil discernir entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal. Cada día me enfrento a dilemas para los que las viejas respuestas prefabricadas ya no sirven y hay que elaborar de nuevas.
Para todo ello necesito la Palabra de Dios que tiene la capacidad de renovar mi visión y darme nuevas perspectivas para nuevos desafíos. No puedo ni debo prescindir de alimentar mi corazón con su palabra.
La Palabra de Dios me ayuda en el mantenimiento del corazón.
Una oración
Por el conocimiento de las buenas noticias en Brasil.
Deja una respuesta