SALMO 119. B. MANTENIMIENTO DEL CORAZÓN

¿Cómo limpiará un joven su sendero?
Observando tu palabra.
Te busco de todo corazón:
no me desvíes de tus mandatos.
Guardo en mi corazón tu promesa
para no pecar contra ti.
¡Bendito eres, Señor!
enséñame tus normas.
Mis labios recitarán
todo lo que manda tu boca.
En el camino de tus preceptos disfruto
más que con cualquier fortuna.
Voy a meditar tus decretos
y a fijarme en tus senderos.
Me complazco en tus órdenes:
no me olvido de tus palabras.

En esta segunda estrofa hay un claro énfasis en el corazón y el caminar diario. Al leerlo venía a mi mente las palabras del libro de Proverbios cuando invita a cuidar sobre todas las cosas el corazón, ya que este es la fuente de la vida. Jesús también afirmaba que del corazón del ser humano sale todo lo malo. Jeremías, cuando hablaba del cambio que el Señor quiere producir en la vida de los hombres habla de darles un corazón nuevo, de carne, que substituya el corazón de piedra que tenemos.

Cada vez se vuelve más complicado y más complejo orientarse ética y moralmente en el mundo en el que me ha tocado vivir. Cada vez es más difícil discernir entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal. Cada día me enfrento a dilemas para los que las viejas respuestas prefabricadas ya no sirven y hay que elaborar de nuevas.

Para todo ello necesito la Palabra de Dios que tiene la capacidad de renovar mi visión y darme nuevas perspectivas para nuevos desafíos. No puedo ni debo prescindir de alimentar mi corazón con su palabra.

Un principio

La Palabra de Dios me ayuda en el mantenimiento del corazón.

Una oración

Por el conocimiento de las buenas noticias en Brasil.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.