SALMO 148. EN TIEMPO DE CRISIS

A Él la albanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo cercano.
¡Aleluya!

Este salmo no es muy distinto a muchos otros que aparecen y están recogidos en el salterio. Es una invitación para alabar a Dios y meditar en sus obras, carácter e intervención sobrenatural. Específicamente el poema se divide en dos grandes partes y un colofón, el reproducido al comienzo de esta entrada. La primera parte, invita al cielo a unirse a la alabanza. En la segunda, la invitación es hecha a la tierra.

Estaba pensando que hoy en día cuando pensamos en omnipresencia y omnipotencia no pensamos en Dios. La omnipresencia la ligamos y vinculamos con la crisis que está presente en todos los lugares a todas horas y es prácticamente imposible quitárnosla de la mente. La omnipotencia le corresponde al mercado, que parece decidir sobre la vida y fortuna de todos nosotros. A su capricho las acciones valen más o valen menos, los precios suben o se hunden y las economías se inclinan temerosas ante sus dictados, dudas, temores o caprichos.

Yo no quiero vivir en semejante tipo de mundo. Al menos, ya que no puedo sustraerme del mismo, me niego a dejarme controlar por él. Por eso quiero mirar hacia Dios y esperar en Él. Por eso quiero ver en el pasado, en mi pasado, mi historia, su intervención, su fidelidad, su carácter, su guía, su protección, su provisión para afrontar las circunstancias. Quiero hacerlo para vivir el presente con paz, seguridad y la certeza de que vivo en un universo controlado por Dios, no por el omnipresente mercado.

Un principio

En tiempo de crisi, mirar a Dios.


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