«…Los varones que subieron con él (con Caleb), dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros» Números 13:31
Después de unos cuantos meses en el desierto (que a los Israelitas les habrá parecido una eternidad) el pueblo llegó a la frontera de la tierra prometida, era la hora de tomar posesión de su herencia; pero antes de conquistarla Moisés escogió a doce hombres como espias para explorar dicho lugar ¿quien iba a pensar que sería la última vez que diez de esos hombres pisarían esa tierra?
Al regresar trajeron buenas noticias: el lugar era hermoso, era tal la abundancia del la tierra que los espías dijeron que la leche y la miel fluían a través de ella; pero diez de estos espías (todos excepto Josue y Caleb) dijeron las palabras que abren este articulo.
Al mismo tiempo Josue y Caleb dijeron que ese lugar podrían conquistarlo fácilmente ya que Dios estaba con ellos ¿cómo respondió el pueblo al escuchar esto? hablaron de volver a Egipto y apedrear a Josue y Caleb… esa fue la gota que derramó el vaso
«y Jehová dijo a Moisés… ¿hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos… « Números 14:11
Dios castigó al pueblo hebreo por su rebeldía, durante 40 años habrían de vagar por el desierto hasta que toda esa generación rebelde muriera
¿Por qué un Dios bueno hace esto? se preguntarán muchos y quizás ninguna respuesta los satisfaga, de hecho muchos se aferran a ese tipo de preguntas para no creer en Dios; pero es que no debemos olvidar algo muy importante «sin fe es imposible agradar a Dios»
Dios les daría la tierra prometida… a los que tuvieran fe.
Quizás las enseñanzas de este pasaje se resuma a una frase que escuché alguna vez y se me viene a la menta ahora:
«No le cuentes a Dios cuan grande son tus problemas, cuéntale a tus problemas cuan grande es Dios»
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