Si Jesucristo no hubiera venido, el mundo sería un infierno insoportable (Primera parte)

“¿Qué es lo más importante que sale de una mina?“, pregunta un profesor sus estudiantes. Después de mencionar estos varios metales, los corrige diciendo: “Lo más importante que sale de una mina es el minero”.

Estoy de acuerdo, y afirmo que esta manera de reconocer el valor de la vida se acepta solo donde el evangelio de Jesucristo ha afectado a una sociedad.

Antes de la venida de Cristo, el valor de una vida humana en este planeta era muy bajo. Aún hoy día esto todavía es una realidad en muchas partes del mundo donde el Cristianismo no ha penetrado. Los paganos atribuyen poco valor a la vida humana aun en estos tiempos. En el mundo antiguo los sacrificios de niños a los dioses era una práctica común. Los arqueólogos han descubierto cementerios paganos cerca de templos donde se puede comprobar esto. Antes de la conquista de la tierra prometida por los judíos, los sacrificios de niños entre los Cananitas era algo normal.

Los profetas del antiguo dios Baal y su mujer, Ashtoreth, practicaban sacrificios humanos como parte de su adoración a su dios. Era peligroso para un bebé ser concebido en la Roma o Grecia de la antigüedad, igual como se está haciendo peligroso de nuevo ser concebido bajo la influencia pagana en nuestros tiempos. Los videos de U-tube, como los que hemos podido ver, nos muestran uno de los “avances” de la ciencia médica moderna: El aborto. El valor de la vida se ha perdido para mucha gente, comparado con el valor que Dios le da a cada humano. Dios amó tanto al mundo que dió su Su Hijo para salvarnos a nosotros y que no nos perdiéramos.

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, palabras de Jesús en Juan 10.

En los tiempos antiguos los abortos y el abandono de bebés en los campos o montes eran sucesos corrientes en sociedades sin corazón o sin amor de Dios. Esa es la clase de gente salvaje que éramos sin Cristo.

Los bebés hembras todavía lo tenían peor pues eran considerados inferiores. Además, los que sobrevivían eran propiedad de los padres (el padre, concretamente) el cual los podía matar si quería y cuando quisiera.

Solo alrededor de la mitad de los niños llegaban, en aquellos tiempos, a la edad de 8 años; en parte por el infanticidio y en parte por el hambre y las enfermedades. El infanticidio no solo era legal sino hasta aplaudido. Matar a un ciudadano Romano era considerado un asesinato, pero matar a su propio hijo hasta podía ser considerado un acto hermoso.

El aborto, el infanticidio, y el abandono de bebés desaparecieron con el resurgimiento de la iglesia cristiana. Se fundaron los orfanatos y hogares infantiles para recoger a los bebés no deseados. Un futuro muy triste les esperaba a los niños de la antigua Roma, de la India, y de la China. Jesús, por el contrario, recibía a los niños a su alrededor diciendo: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis” (Mateo 19:14a). Sus palabras daban una nueva importancia a los niños, las cuales inspiraban un trato digno hacia ellos.

Santa Biblia, vs. Reina Valera


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