Ante todo debo decir que buscar la santidad no es fácil, porque justo cuando proponemos apartarnos para Dios, pareciera que surgieran todas las tentaciones posibles, que quieren desorientarnos. Quiero compartir contigo siete razones que nos motivaran a tener presente nuestro deseo de buscar la santidad.
4. Porque ya somos santos
El apóstol Pablo en sus cartas a las iglesias se refirió a ellos como “santos”. Suena un tanto extraño su trato especial hacia ellos, mientras aun practicaban muchos pecados que también vemos el día de hoy en muchos creyentes, como la amargura, la inmoralidad, el egoísmo, el amor al mundo. Entonces ¿Por qué el apóstol Pablo les llama “santos”?
¡Porque eso eran! Sus corazones pecaminosos habían sido lavados con la sangre de Jesús. Pablo quería que ellos vieran cuán incoherente era su comportamiento en relación a su verdadera naturaleza. Lo que en realidad nos dice: “Puesto que ustedes son santos ¡vivan como santos!” Si eres un hijo de Dios tu identidad es ser santo, ya no más un pecador. ¿Vives como un santo? La respuesta sería: Sí, aunque no a la perfección pero es el anhelo de mi corazón por su gracia busco la santidad y crezco en la semejanza de mi salvador.
5. Porque nuestra relación (intimidad) con Dios depende de ello.
“¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo?” (Salmos 24:3). Su respuesta (“Sólo el de manos limpias y corazón puro”) Salmos 24:4. Nos recuerda que solo quienes tienen un corazón santo y una vida santa pueden acercarse a Dios. “Dichosos los de corazón limpio”, dijo Jesús: “Porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8)
Recuerdo que cuando cometía pecado, lo que menos podía hacer era orar, o leer mi Biblia, porque me hacia sentir tan sucia como para acercarme al Señor. El pecado destruye nuestra comunión con Dios. “Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro” (Salmos 11:7)
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